La primera incineradora de basuras vasca empezará a funcionar a mediados de 2004
La Diputación está convencida de que Bilbao se incorporará al proyecto de Zabalgarbi
La primera incineradora de basuras del País Vasco, promovida por la empresa Zabalgarbi, entrará en funcionamiento a mediados de 2004 y eliminará el 48% de los residuos domésticos generados actualmente en Vizcaya, según aseguran sus responsables. La instalación, sita a las afueras de Bilbao, en una zona rural y junto al actual vertedero, se halla en obras desde agosto de 2001 y supondrá una inversión de más de 150 millones de euros.
Los medios de información tuvieron ayer la posibilidad de visualizar por vez primera el controvertido proyecto, rechazado por grupos ecologistas y partidos como Batasuna e IU. La Diputación de Vizcaya, una de las instituciones impulsoras de la incineradora, que participa con un 20% en el accionariado de Zabalgarbi, organizó una visita a los trabajos, que se encuentran en su ecuador. Ya está levantado parte del esqueleto de la planta que eliminará basura para su conversión en electricidad, uno de los cinco proyectos energéticos en marcha en Euskadi. La planta ocupará 27.000 metros cuadrados, dentro de las cinco hectáreas de terrenos propiedad de Zabalgarbi. La compañía debe restaurar otro centenar de hectáreas, destinadas a zona de esparcimiento.
El director técnico de Zabalgarbi, Juanjo González Vallejo, anunció que la incineradora comenzará a funcionar en fase de pruebas a principios de 2004 y "en régimen comercial" a mediados de ese año. El diputado general de Vizcaya, Josu Bergara, calificó de "extraordinario" el proyecto tanto por su magnitud, "importancia, el tratamiento sostenible que dará al problemas de los residuos sólidos urbanos [la basura doméstica] y porque es respetuoso con el medio ambiente".
Bergara destacó durante la visita a las obras la posibilidad de establecer una segunda línea de incineración a la que se habilitará en la misma instalación, con una capacidad de tratamiento de 230.000 toneladas de basura anuales. Zabalgarbi tiene aseguradas la llegada de 228.000 toneladas, de las que 100.000 proceden de los municipios de la Margen Izquierda -también accionistas de la empresa, cuyo 45% es capital público- y las 128.000 restantes de 90 municipios vizcaínos que han suscrito un convenio.
Entre ellos no se encuentra el principal, Bilbao, que ha rechazado dejar su basura en la incineradora y está potenciando la utilización del vertedero de Artigas, a pocos metros de la planta de Zabalgarbi.
Sin embargo, la Diputación está convencida de contar próximamente con la incorporación de Bilbao, ciudad que genera al año casi 200.000 toneladas de basura, y habilitar así una segunda planta. Tanto Bergara como la diputada de Medio Ambiente, María Esther Solabarrieta, señalaron que la entrada del Ayuntamiento es inevitable debido a una directiva comunitaria que obliga antes de que termine esta década a la adaptación de los vertederos con unas inversiones elevadas.
Seguridad
Artigas, debido a su volumen, requeriría costes económicos más altos que la incineración.
La puesta en marcha de una segunda planta, incluida en la idea inicial hace diez años, no se podría materializar, en cualquier caso, hasta la próxima década. El director técnico de Zabalgarbi dijo que las obras de la segunda línea requerirían de 24 a 30 meses.
González Vallejo enfatizó las medidas de seguridad de la instalación, sita en una zona de canteras y minas. Dijo que toda la base de la incineradora está impermeabilizada con reforzamiento de los fosos donde se depositan la basura y las escorias, uno de los residuos tóxicos generados en la incineración. Añadió que la tecnología empleada permite producir más energía que en una incineradora convencional -10.500 kilowatios más- y la reducción de en 440.000 toneladas anuales de las emisiones de CO2 a la atmósfera.
El director técnico afirmó que desde hace tres meses se encuentran en funcionamiento tres estaciones de control de calidad del aire en los alrededores de la planta -en Bilbao, Alonsotegi y Barakaldo-, cuyos datos son enviados al Gobierno vasco. Actualmente trabajan un centenar de personas en las obras y más de 50 empresas vizcaínas tienen relación directa con ellas, con un volumen de contratación que supera los 54 millones de euros.
Solabarrieta consideró la incineradora como "una pieza importante" de la segunda fase del plan de residuos sólidos urbanos de Vizcaya, con vigencia hasta 2007. Para ese año se pretende pasar del 18% actual de reciclaje al 25%, que la incineración se eleve hasta el 48% y sólo un 27% de la basura quede depositada en los vertederos.
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