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Un proyecto polémico desde hace una década

El proyecto Zabalgarbi se ha visto envuelto en la polémica desde que fue impulsado en 1993. Primero se intentaron ubicar dos plantas en Erandio y finalmente, en 1997, se eligió la actual ubicación en Bilbao, limitando la instalación a una sola planta. La razón fue precisamente la resistencia del consistorio bilbaíno a depositar las basuras de la ciudad en la incineradora, lo que impedía su viabilidad.

El anuncio del emplazamiento en la capital motivó ese mismo año la formación de una plataforma ecologista, Bizkaia Bizirik, que ha desarrollado una intensa campaña contra el proyecto. Sobre la planta pesan cuatro demandas judiciales, una de los ecologistas y tres del grupo municipal de IU, que ve ilegalidades en el Plan Especial aprobado en 1999 por la Diputación -el instrumento que dio cobertura legal al proyecto-, la licencia de actividad y el proyecto de urbanización, concedidos ambos por el Ayuntamiento.

Además de las demoras por la búsqueda del emplazamiento, ha habido más retrasos porque los promotores recurrieron a la Diputación para lograr la cobertura legal en vez de al consistorio, que era la vía más lógica, pero en el cual la mayoría de los grupos políticos rechazaban la planta. Sus detractores insisten en que el verdadero objetivo de la instalación es la producción de electricidad y no la gestión de los residuos.

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