La Orquesta Sinfónica de Galicia se moviliza ante la catástrofe del 'Prestige'
La formación que dirige Víctor Pablo Pérez ofrece mañana una actuación solidaria en A Coruña
Es una prueba más del compromiso, la cercanía, la conexión de los músicos con la tierra que les acoge. La Orquesta Sinfónica de Galicia ofrece mañana un concierto en A Coruña para recaudar fondos con que limpiar la mancha negra del Prestige. "Lo malo es que éste será sólo el primero, porque la marea persistirá", asegura Víctor Pablo Pérez, director titular de la formación que muchos consideran la número uno hoy por hoy en España, quien no duda en criticar la actitud de la clase política ante la catástrofe. "Hemos visto que tenemos unos gobernantes miopes y sordos", afirma el músico.
Los precios oscilan entre 4 y 12 euros y la recaudación total más los gastos de producción irán a parar íntegramente a los que trabajan en las costas de Galicia. En el programa hay sólo obras de Shostakovich, como la Suite de jazz número 2 y una pieza grandiosa del ruso, El canto de los bosques. "Esta obra, algunos la pueden calificar como de un comunismo rancio, pero es una maravilla y además, lo mismo se puede decir de muchas cosas de Haydn, que son de un cristianismo rancio", dice Víctor Pablo Pérez. Pero el director es persona sincera y cuenta la verdadera razón de la elección de esta pieza para el concierto de mañana: "Nos permite mostrar con toda la amplitud nuestro proyecto global en el que, además de la orquesta, participa el coro y el coro de niños".
La Orquesta Sinfónica de Galicia tiene su sede en A Coruña y gira constantemente por la región, por España y en Europa. "Es una orquesta para los gallegos y nosotros nos identificamos con nuestro público de allí. Lástima que la Xunta de Galicia no nos devuelva el apoyo", asegura Víctor Pablo. Y es que, pese a haber conseguido un reconocimiento general en sus diez años de existencia, la orquesta no cuenta con ayudas del Gobierno gallego y sobreviven con lo que les da el Ayuntamiento coruñés.
Su comentario es ejemplo claro de que este director es artista de conciencia crítica y sin pelos en la lengua, como demuestra también su análisis de lo que ha sido la crisis del Prestige. "Tenemos un país con gobernantes miopes y sordos, con graves problemas auditivos. No escuchan y no ven y deberían tener los cinco sentidos abiertos ante un drama como éste", asegura.
Para dar ejemplo, los 85 músicos de la orquesta, con él, que también es director titular de la Orquesta Sinfónica de Tenerife, se ponen manos a la obra. "Estamos estudiando otras iniciativas, más conciertos, alguna grabación. Habrá que aportar cosas entre todos", asegura. Concretamente están pensando en editar un disco con música tradicional gallega interpretada en conciertos pasados por ellos y otros intérpretes.
La claridad
Será una prueba más de su concepción seria, exquisita de lo que debe ser una orquesta actual. El director descubre algunos de los secretos del prestigio de la formación: "Buscamos la claridad, un sonido sinfónico que se acerque a lo camerístico, depurar el sonido, llegar a la limpieza máxima", afirma. Sorprende porque no es lo habitual. "En el mundo sinfónico predomina lo mecánico, la obsesión por el ritmo, y no se deja tiempo para perfeccionar el fraseo; por eso, cuando te dedicas a eso se nota en la interpretación final".
La total, la máxima depuración de los mensajes ocultos de las músicas, aquellos que están allí, muchas veces enterrados por las prisas, por las rapideces... A ello les ayudan intérpretes del máximo nivel, que aceptan colaborar sin problemas con la formación gallega y dicen no a otras. Es el caso de pianistas de la talla del polaco Kristian Zimerman o el ruso Grigori Sokolov, que tocan habitualmente con ellos. "Creo que vienen porque todos estamos dispuestos a dejarnos la piel, porque no nos mostramos distantes con ellos, porque participamos en las piezas que interpretamos y no nos limitamos a acompañarles", dice el director.
Sin embargo, Víctor Pablo no se atreve a hablar de una personalidad en el sonido de la orquesta. "Vendrá dado por la tradición. Además, el sonido va unido a una sala también, a la acústica de un lugar concreto, y eso se tarda en conseguir", según el músico. También la experiencia de la orquesta con la ópera en el Festival Mozart ha ampliado sus propios límites. "Hacer ópera durante los cinco últimos años de forma continuada ha sido fundamental", afirma.
Babelia
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