La alegría de las burbujas

Con las fiestas de Navidad y fin de año aparece en las mesas el cava, el espumoso natural español. Su descorche se recibe entre júbilo y flanqueado de toda clase de dulces propios del fin de año. Salvo en Cataluña, éste es el estilo español de entender el espumoso: elemento de brindis al final de la comida. Cuando en realidad el vino con burbujas elaborado por el método tradicional es un acompañante perfecto para los buenos manjares en toda época, y aun para cualquier momento del día. Semiseco (el más consumido), el mágico brut (sin ser dulce, no acaba de ser seco), extra brut y brut nature (los más exquisitos), artesano o industrial, el cava nos visitará en estas fiestas. Puede ser una buena oportunidad de conocerlo a fondo para disfrutarlo durante todo el año.

Cómo conservar el cava en casa

No tiene sentido conservar el cava en casa, porque cuando sale de la bodega ha alcanzado ya su vejez; esperar antes de consumir no añadiría nada a su calidad. Por el contrario, si algunas condiciones no se respetan se echará a perder. En cualquier caso, hay que mantenerlo en una bodega fresca, de temperatura constante, con un grado medio de humedad y al abrigo de las corrientes de aire y de la luz. Y las botellas siempre tumbadas.

Cómo beber el cava

El cava se bebe frío, a una temperatura entre 6°y 8°C. Se debe evitar beberlo demasiado frío porque pierde finura y desaparecerá la espuma. El cava debe ser escanciado lentamente en copa alta, debiendo proscribirse las copas bajas, porque desaparecen el bouquet y la espuma. Sólo respetando esta regla el cava dará toda la medida de su delicadeza.

Descorchar una botella de cava

Después de quitar la armadura metálica se debe inclinar ligeramente. Hay que sujetar bien el cuello de la botella y hacerlo girar alrededor del tapón, contrariamente a lo que se hace habitualmente. Una botella de cava bien abierta no hace ruido ni desparrama espuma. Debe ser consumido inmediatamente porque conservará la efervescencia sólo algunas horas.