Fallece Herb Ritts, el fotógrafo de las modelos y las estrellas de Hollywood
Diez días antes de ser ingresado por una neumonía, el artista retrató al actor Ben Affleck
Herb Ritts, el fotógrafo que creó exquisitas imágenes de artistas y famosos que definen las pasadas dos décadas, falleció ayer en Los Ángeles, a los 50 años, por complicaciones de una neumonía. Diez días antes de ser ingresado estuvo fotografiando a Ben Affleck, con el que cierra una carrera de iconos que abrió espectacularmente a finales de los setenta Richard Gere. Para Ritts, posaron desde el Dalai Lama a Madonna pasando por Ronald Reagan y Michelle Pfeiffer. Suya es la ambigua imagen de Cindy Crawford afeitando a K. D. Lang, que fue portada de Vanity Fair.
Ritts pasará a la historia como el fotógrafo de los años ochenta y noventa, los de la suprema consciencia en la imagen, a la que llegó de una forma puramente accidental. Nacido en California en una familia acomodada que tenía un negocio de muebles que iba muy bien, Ritts estudió Economía en el Estado de Nueva York, antes de volver a la Costa Oeste en 1975 para trabajar con la familia. La fotografía era sólo una afición a la que añadió conocimientos técnicos al apuntarse a unos cursos especiales para adultos.
Con algunos conocidos en el mundo que rodea a Hollywood, el destino le tendió la mano cuando salió a dar una vuelta en coche por el desierto con el actor Richard Gere, entonces en pleno rodaje de American gigolo. Un pinchazo y una parada en una gasolinera para reparar la rueda dio lugar a una serie de fotografías del actor. La imagen de Gere, con chaqueta blanca, estirándose sensualmente y un cigarrillo colgando de los labios fue un bombazo que estalló ante los ojos de los americanos en numerosas revistas, atrajo la atención sobre el fotógrafo y colocó a Ritts en una órbita de la que ya no se descolgó.
"No recuerdo si le dije a Richard que pusiera sus brazos tras la cabeza o si hice la foto en el momento en que se estiraba. Y fumaba mucho. Era así, un chico atractivo y muy sexy", decía Ritts en una entrevista publicada hace dos años en el catálogo de una muestra de sus obras en la Fundación Cartier de París. "Su objetivo era siempre que aparecieras bien", recordaba un apesadumbrado Gere tras tener noticia de la muerte de su amigo. "Tenía una estética extremadamente elegante", añadió.
La elegancia de la foto en blanco y negro, sobria, se mezclaba con otras series con un fondo concebido para crear ambiente, no exentas de guiños humorísticos, como la famosa de la cantante K. D. Lang en el sillón de la barbería con la cara cubierta de espuma esperando ser rasurada por Cindy Crawford. Ritts jugó con la ambigüedad y el impacto, buscando crear una imagen que al espectador del futuro lo lleve a intrigarse por la personalidad fotografiada aun en el caso hipotético de desconocer quién era y quién hizo la foto. En esa línea se inscribe la singular imagen de Madonna llevándose la mano a la entrepierna.
Herb Ritts jugó con el glamour, pero no eludió el drama. Fotografió a Christopher Reeve, el antiguo Supermán, paralizado en su silla de ruedas, y a Liz Taylor con la cicatriz bien visible de su operación en el cerebro. Años antes fue el único fotógrafo autorizado a tomar imágenes de la octava boda de la actriz con el albañil Larry Fortensky. Taylor y Ritts eran grandes amigos y colaboraron intensamente en la lucha contra el sida.
Esencia del sujeto
Ritts buscó repetidamente la esencia del sujeto, de nuevo con los ojos y los diamantes de Taylor o los músculos del torso y las piernas de la corredora Jackie Jaoyner-Kersee. Artistas, atletas, modelos y figuras de la política se confiaron al creador que sabían les iba a mostrar como a ellos les gustaría. El trompetista de jazz Dizzy Gillespie, la modelo Naomi Campbell, los actores Jack Nicholson,Warren Beatty o Annette Bening, Marion Jones, la mujer más rápida del mundo; Ronald Reagan, Kofi Annan o el Dalai Lama dedicaron tiempo a Ritts sabedores de que "las fotos no irían más allá de lo que el personaje quisiera", en palabras de Etheleen Staley, de la galería neoyorquina Staley Wise.
Todos confiaban en Ritts. "Podía conseguir que la gente hiciera cosas que no le apetecía porque sabían que al final saldría una gran foto", dice David Fahey, copropietario de la galería Fahey / Klein.
Admirador de la belleza del cuerpo humano, el fotógrafo lo retrató con desnudos de las mujeres masai o subrayado con los diseños de modistas como Versace. En otras ocasiones, su atención era atraída por las colecciones de diseñadores como Calvin Klein, Ralph Lauren o Giorgio Armani. Era un artista que explotó diversos medios y estéticas. Hizo vídeos musicales con Chris Isaak y Janet Jackson, que ganaron sendos premios MTV en 1991; fotografió músicos para las carátulas de los cedés; hizo publicidad y fue un habitual de revistas como Rolling Stone, Vanity Fair o Vogue, que para el número de febrero va a publicar su serie con el secretario general de la ONU y con Marion Jones.
Ritts no tenía una imagen favorita entre las muchas que de forma automática viene a la mente al pensar en él o al describirlas. "Hay muchas que me gustan y me gusta que así sea", dijo hace algún tiempo. "Me gusta saltar de la moda al retrato, del arte a los desnudos y hasta a la imagen en movimiento. Me gusta mezclar todo".
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