La magia y la aventura del mundo de Tolkien llegan con 'Las dos torres'
La segunda parte de 'El señor de los anillos' arrasa en el mundo entero
París fue la escogida para la primera proyección pública de El señor de los anillos. Las dos torres, segunda entrega de la adaptación cinematográfica de la obra de Tolkien y que se estrenó el miércoles en los cines de todo el mundo, incluído España. El filme ha conseguido en el primer día de exhibición record de taquilla. En EE UU logró 19 millones de dólares y en España un millón de euros. Su director, Peter Jackson, buena parte de sus protagonistas (Christopher Lee, Elijah Wood, John Rhys Davies o Liv Tyler) y técnicos acudieron a la capital francesa como un disciplinado ejército para respaldar la salida comercial de las 900 copias -tantas como millones de dólares recaudados por la primera entrega-, el proyecto al amparo de un cambio de humor del mercado con que las criaturas ideadas por Tolkien desafían a las de Disney o a Harry Potter y sus colegas.
Wood: "El individuo más insignificante puede llegar a salvar el mundo"
Liv Tyler cree que no hay que perder nunca confianza en la fuerza del amor
"Esta segunda película es la más difícil. La primera era la introducción, la presentación de los personajes y del problema; la tercera será el clímax y desenlace, pero Las dos torres tiene que sostenerse por sí misma, sin contar con las otras dos partes, ser capaz de existir también como película aislada", dice Jackson, al tiempo que admite haber tenido que resistir a grandes presiones para evitar que los productores estadounidenses no cambiasen el título: "Los fans de Tolkien me hubiesen arrancado los ojos". Jackson es un neozelandés enamorado de su país, nacido en Pukerua en 1961, y bajo su aspecto encantador y despreocupado -gordito, descalzo, con el polo por encima de los pantalones y el pelo enmarañado- vive un tipo capaz de cálculos de riesgo muy precisos: "No podemos contar con que todos nuestros espectadores, ni tan sólo una parte importante, haya leído el libro. Eso significa que el relato necesita de una claridad suplementaria. Una adaptación es siempre una simplificación y esta exige clarificación. Que nadie pierda el hilo del relato".
Sólo Christopher Lee ("privilegio de la edad", según dice) ha conocido personalmente a Tolkien. "Lo encontré en un pub al que él acudía porque tenía un reservado para escritores. Fui a saludarle. Me emocioné tanto como un católico ante el Papa", asegura el viejo Drácula, antiguo príncipe de las tinieblas, hoy reconvertido en Saroumane. Los otros actores parecen haber asumido asumido las "píldoras filosóficas" de Tolkien y Jackson, y las transmiten con gran convicción. Para Frodo (Elijah Wood), "mi personaje prueba que el individuo más insignificante es capaz de cambiar el orden de las cosas y salvar al mundo". Gimli (John Rhys Davies) lo ve de manera muy parecida: "Nosotros escogemos lo que queremos ser, en qué persona queremos convertirnos. Es posible ser noble o plebe, príncipe o siervo y todos debiéramos querer ser príncipes pero optamos por ser esclavos, ya sea del alcohol, del tabaco, de la avaricia o de cualquier otra dependencia". Arwen (Liv Tyler) lo ve todo desde un prisma más personal, pues para ella "lo que cuenta es que no hay que perder nunca confianza en la fuerza del amor".
Los tres episodios han sido rodados de una tacada -"pude hacerlo gracias a dedicar a tres años a la preproducción y un año de posproducción a cada filme", dice Jackson- y narran la aventura de tres "comandos" por evitar que Saroumane (Christopher Lee) se adueñe del mundo gracias al poder que le confieren los anillos. Para Wood, "los anillos son como la droga, pues te hacen sentirte fuerte y vivir al margen de la realidad, al tiempo que crean adicción. El poder es una droga muy fuerte. Uno puede servirse de él para hacer cosas positivas, pero también para difundir el mal. El poder es corruptor", concluye Wood, sentencioso pero simpático filósofo aficionado. "¿Sabe?, hay épocas que exigen mucho de la gente, épocas en las que todo depende de una generación que si no lucha por salvar un legado puede permitir, o abrir la puerta, a la muerte de toda una civilización", dice en el mismo sentido Rhys Davies mientras hace un elogio "del corazón sencillo de los hobbits".
Los 300 millones de dólares invertidos en los tres episodios de El señor de los anillos están hoy amortizados. Jackson ha tenido que rodar entre filme y filme algunos planos suplementarios, pues la moviola le ha descubierto que no había podido preverlo todo. "Hubo varias versiones del guión. A medida que rodábamos íbamos cambiando cosas, rectificando ciertos aspectos. El libro lo conozco de memoria, lo he leído en varias ocasiones, pero el filme no podía ser el libro, porque hubiera sido un mal filme", afirma el director. Para Wood, "el libro es más denso y el filme más espectacular". A él lo que le impresionó fue que "el plan de rodaje cambiaba cada día, dependía del tiempo y de otros imponderables. Todo era caótico, salvaje y, al mismo tiempo, tranquilo y productivo. Jackson ha sabido llevar una gran producción como una película independiente, una mecánica abierta a la improvisación".
Rhys Davies, que anda apoyado en un bastón porque convalece de múltiples fracturas que le causó al caer sobre su espalda durante otro rodaje un muro, se prepara para viajar de nuevo a Nueva Zelanda para rodar algunos planos suplementarios.
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