El euskera tiene que ser de todos
El euskera es mío, el euskera es tuyo, el euskera es nuestro. El euskera no es nacionalista, ni socialista, ni popular. El euskera no es rural, bucólico ni industrial.
El euskera no mata personas, ni quema autobuses. El euskera aplaude al Athletic y al Real Madrid. El euskera es vasco y español. El euskera sirve para hablar, para dialogar y para discutir.
El euskera sólo tiene una bandera, la de la cultura y sólo la incultura es capaz de sacar provecho del euskera.
Sólo el sentido común es capaz de impulsar el estudio, el conocimiento y el uso del euskera. Sólo la falta de cordura impulsa aprender euskera para vigorizar un sonrojante complejo de superioridad, para discriminar al diferente, para someter al débil o para aprobar una maldita oposición.
Nik ez dakit euskara, pero como buen vasco -que me siento- quiero entenderme con todo el mundo, en mi casa y allende los mares.
Por eso me propongo cada día aceptar lo distinto, a aprender de lo desconocido y potenciar la universalidad del ser hunmano.
No tengo ningún déficit por no hablar euskera. Soy un vasco más que como millones, habla castellano desde niño. Pero quiero entenderme con aquellos vascos que hablan euskera desde la cuna, o con aquellos que lo hablan porque les dá la gana.
Porque sólo soy una persona que quiere resolver problemas, entenderme con los demás, ser feliz y hacer amigos, como muchos millones de personas en el mundo.
Con naturalidad, con sencillez, con normalidad, con honestidad, con una sonrisa. Sin miedo.
