Las profecías del 'Prestige'
Comenta el ministro de Fomento que su única responsabilidad en el tema del Prestige es no haber sido profeta.
¡Santo Dios! Dicha explicación hubiera sido adecuada si estuviéramos en los tiempos de Merlín el Mago y los Caballeros de la Mesa Redonda.
Estamos un poco más avanzados. Ya hemos pasado el Renacimiento y la ciencia ha sustituido el concepto de "profecía" por el de "pronóstico". Como todo el mundo sabe (se estudia en los más elementales manuales de toma de decisiones), este último se apoya en el conocimiento empírico, y si hubiera consultado a técnicos y científicos independientes, le hubieran explicado cómo se rompen los barcos, cómo flotan los sólidos en los líquidos y cómo se disparan en todas direcciones cuando vienen las corrientes y las mareas (que también se conoce por ley de probabilidades y marcos teóricos específicos).
Es responsable de no haberse informado adecuadamente y a tiempo, es responsable no solamente de no haber tomado la decisión adecuada, sino de no haber hecho el esfuerzo de basar ésta en el conocimiento disponible. Es responsable de no haber tenido a mano y a tiempo la información científica, o de no haberla solicitado, o de no haber basado en ella su decisión. Es responsable, al igual que el señor Aznar y otros miembros del Gobierno, porque cuando se presentaron a las elecciones, lo hicieron para "gobernar", es decir, "para tomar decisiones", y son responsables por las decisiones que toman y por las que deciden no tomar.
Son responsables porque vivimos en una democracia (y el pueblo les pedirá explicaciones por las consecuencias de sus acciones) y porque vivimos en un Estado de derecho, y esperemos que la ley, y quienes tienen que hacer que se cumpla, pongan también las responsabilidades en su lugar.
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