El miedo a las protestas se adueña de Buenos Aires un año después del estallido social
Los promotores de las movilizaciones mantienen la consigna: "¡Que se vayan todos!"
Donde se apostaba un policía, hay dos. En los cruces de rutas se ven gendarmes y agentes de la Prefectura Naval. Los comerciantes están armados, también los vecinos. Se contrata seguridad privada. Hay refuerzos de guardia. El terror se esparce como la pobreza por el gran Buenos Aires en los días previos a las jornadas del 19 y el 20 de diciembre, para recordar las caceroladas, manifestaciones y saqueos y la represión que causó 33 muertos. La consigna de entonces, "¡Que se vayan todos!", es la misma que reúne hoy a los promotores de nuevas jornadas de recuerdo y protesta.
El ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Juan Pablo Cafiero, declara a EL PAÍS que advierte un "clima de pacificación, porque todos los líderes llaman a manifestarse en paz y tranquilidad". Cafiero detalla las medidas preventivas. Se cuadruplicó la entrega de alimentos, "por la extensión de la pobreza", y se agrega esta semana una bolsa "reforzada" con productos tradicionales de Navidad. Además, se "saturó" la seguridad alrededor de bancos, comercios y supermercados y se movilizaron tropas de gendarmería hacia los sitios donde se comunican zonas de alto riesgo. Está previsto desplazar hacia los focos de tensión unos mil grupos antimotines. De todos modos, los jueces, los alcaldes, las cámaras de comercios y las organizaciones de vecinos piden más refuerzos. Nada alcanza.
Según un sondeo privado, que coincide con fuentes policiales, se estima que en el gran Buenos Aires un millón y medio de personas tienen armas fuera de registro. El ministro Cafiero admite que el plan de desarme, canje de armas por alimentos o útiles "no ha dado buenos resultados", pero no cree que haya tanta cantidad de armas en poder de los ciudadanos. De todos modos, reconoce Cafiero, "es relevante la cantidad de armas que la policía requisa cuando descubre una tumbera, (depósito) de caños", armas en la jerga de los ladrones que se refugian en las villas miseria, los barrios marginales empobrecidos del gran Buenos Aires. Además, se han detectado talleres donde se fabrican armas clandestinas.
La mecha del 'corralito'
Hace dos semanas, el Ministerio de Economía logró apagar la mecha del corralito financiero, que imponía restricciones al retiro de fondos de los bancos, el detonante de la crisis del pasado diciembre. Según Cafiero, esa medida "secó de dinero la economía formal y afectó gravemente a la informal, que se desarrolla en la provincia de Buenos Aires". Ahora se ha monetizado el comercio con el pago anticipado de subsidios a desempleados, de jubilaciones y de aguinaldos. Los líderes de las organizaciones de los piquetes y desocupados que organizan la protesta del próximo jueves y viernes recibieron subsidios para atender sus comedores comunitarios.
El dirigente radical Hernán Lombardi, ex ministro de Turismo del Gobierno de Fernando de la Rúa, cree que no va a suceder nada, porque el peronismo tiene el control del Gobierno nacional y de la provincia de Buenos Aires: "En los años setenta se decía que no habría nunca un golpe militar en Estados Unidos, precisamente porque allí no hay embajada norteamericana. Con el peronismo en el poder no habrá saqueos".
La red solidaria, Cáritas, las manzaneras, vecinas de los barrios de indigentes, encargadas de repartir los alimentos, las organizaciones no gubernamentales, todos trabajan a destajo estos días.
María Eugenia, vecina de Moreno, al oeste de Buenos Aires, resume una crónica de la vida cotidiana: "Vivimos encerrados. Todos los vecinos estamos aterrorizados. Nos unimos por un sistema de alarmas. Si algo le pasa a alguno, salimos armados a defenderlo". Llevaba un mes sin línea telefónica, "porque se han robado los cables para vender el cobre, como sucedió en casi todos los barrios", y todavía hoy la comisaría del barrio sigue incomunicada. Los comerciantes refuerzan las cortinas metálicas y los barrotes de hierros, similares a los de una celda, con los que se protegen. Los herreros y cerrajeros no alcanzan a atender la demanda.
Mario de Gregorio de Laferrere, Mirta de la Matanza, Osvaldo de Berazategui, Paula de Gutierrez, norte, sur, oeste. Las voces de vecinos y comerciantes se multiplican en las emisoras de radio. Los comerciantes muestran sus armas a los cronistas de la televisión. El temor es ya una perceptible marea de pánico que sube cada día y ahoga toda declaración o reflexión que llame a la calma.
La Red Solidaria y la mesa ampliada del Diálogo Argentino convoca a manifestarse mañana "contra la violencia y el hambre" y pide a los ciudadanos que allí donde se encuentren canten el himno nacional argentino a las siete en punto de la tarde.
El presidente Eduardo Duhalde dice: "Se agitan fantasmas. Toda la gente que se moviliza, jura y perjura que lo va a hacer en paz y no tenemos por qué no creerles". El ministro Cafiero asegura que se investigaron las denuncias de los líderes piqueteros contra punteros políticos (dirigentes barriales) del menemismo, partidarios del ex presidente Carlos Menem, que supuestamente alentaban a saquear comercios. Estas acusaciones "no se comprobaron", asegura Cafiero.
Las columnas de manifestantes iniciaron ayer su marcha hacia la capital desde el norte, el oeste y el sur del país. Las asambleas barriales de Buenos Aires las recibirán el jueves con cortes de calles, actos y una cacerolada, que se escuchará el jueves y el viernes por la noche.
El vídeo de la corrupción
Si no bastan los niños que cada día mueren a causa de la desnutrición y la pobreza en todo el país, para juzgar a los políticos argentinos, circula estos días un vídeo que sirve de prueba. Puede verse a Jorge Sobisch, gobernador de la rica provincia petrolera del Neuquén, a unos 1.200 kilómetros al suroeste de Buenos Aires sobre la cordillera de los Andes, cuando ofrece a Jorge Taylor, diputado de la oposición, un "crédito" de 640.000 pesos a cambio de que facilite el quórum en el Parlamento para permitir el nombramiento de tres jueces en el Supremo provincial.Sobisch, dirigente del Movimiento Popular Neuquino, un partido neoperonista liderado por la familia Sapag, lleva un año sin poder reemplazar a los tres jueces jubilados por otros tres con los que supuestamente alcanzaría "la mayoría automática" para lograr fallos favorables en todos los casos de interés para su Gobierno.A escala provincial, Sobisch, que aspira a la reelección, intenta repetir el modelo impuesto en la Corte Suprema de la Nación por el ex presidente Carlos Menem, su aliado político.El diputado Taylor, de la alianza entre radicales, disidentes peronistas y socialistas, que gobernó el país desde diciembre de 1999 hasta la renuncia del presidente Fernando de la Rúa el pasado diciembre de 2001. Taylor filmó y grabó con cámara oculta las tres reuniones que mantuvo con Sobisch. Las copias acompañaron su denuncia en los tribunales y se difundieron después en un programa de televisión."¡Soy inocente, carajo!", gritó Sobisch en un acto público ante unos mil empleados de la casa de Gobierno.
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