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La marea negra penetra en Galicia | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

El fuel se extiende a cinco millas de la costa

El Gobierno admite la dificultad de luchar contra la contaminación que ronda el litoral gallego

La concentración del fuel derramo por el petrolero Prestige más importante estaba ayer aún a 47 millas (unos 90 kilómetros) de cabo Silleiro (Baiona, Pontevedra), pero en el límite de las cinco millas de la costa, a lo largo de todo el litoral atlántico, se han detectado varias manchas contaminantes contra las que es difícil luchar "porque las empresas concesionarias están teniendo problemas para contratar armadores y tripulantes". Así lo admitió ayer en A Coruña el vicepresidente primero del Gobierno, el gallego Mariano Rajoy. El viscoso veneno del Prestige se ha vuelto a instalar a las puertas de las Rías Bajas, sumiendo a los marineros y mariscadores en una situación de impotencia y desesperación.

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Las condiciones meteorológicas y el fuerte oleaje siguen impidiendo ganar esta dura batalla, que también se libra al norte, entre el cabo Finisterre y el cabo Touriñán y en Muxía. Hacia abajo, el fuel se extiende por Corrubedo, a dos millas al suroreste de las islas Ons, a tres millas del cabo de La Nave y por diferentes zona de las Rías Bajas.

Rajoy, tras haber errado doblemente en sus pronósticos iniciales -dijo que el fuel vertido en el hundimiento del petrolero no llegaría a las Rías Bajas y que el que las más de 50.000 toneladas que quedaban en el interior del buque se iban a solidificar- asume ya desde hace varios días con toda su gravedad las dimensiones de la catástrofe ecológica, aunque continúan las imprecisiones. Ayer informó que el batiscafo Nautile ha inspeccionado de nuevo el casco del Prestige para analizar las pérdidas de fuel, medir la temperatura de las 125 toneladas que fluyen a diario e intentar tapar las grietas "con chapas". Pero en la zona del hundimiento, según su versión, no hay "cantidades grandes" de fuel, por lo que, hoy por hoy, se desconoce si las 125 toneladas diarias "salen hacia arriba o derivando".

En esa zona se encuentran los dos buques anticontaminación holandeses, que son los que tienen mayor capacidad, y otras cuatro embarcaciones.

El vicepresidente aseguró también que no se destituirá al delegado del Gobierno en Galicia, Arsenio Fernández de Mesa, a quien sustituyó como portavoz después de los primeros momentos de la crisis, en los que las informaciones sobre la situación del barco fueron contradictorias. "No vamos a cesar al delegado del Gobierno", contestó escuetamente en la torre de control de la Capitanía Marítima de A Coruña, que ha sustituido asimismo a la Delegación del Gobierno como sede de las comparecencias. Junto a este anuncio, Rajoy mostró "respeto y comprensión" hacia los 200.000 gallegos que el miércoles salieron a las calles de las principales ciudades de la comunidad autónoma para exigir dimisiones en el Gobierno central y el Ejecutivo autónomo por la mala gestión de la crisis. Su "comprensión" excluye, aclaró,las demandas de dimisiones.

El vicepresidente tampoco fue más explícito al ser preguntado sobre la no actuación del fiscal general del Estado en un desastre de esta magnitud: "Soy muy respetuoso con las decisiones del fiscal general y, sinceramente, no me había planteado ese asunto". Desmintió asimismo que esté proscrito oficialmente el uso de la expresión "marea negra". "No estamos minimizando el problema, podemos llamarlo marea negra o manchas, porque no son definiciones científicas, pero lo importante es que hay una gran cantidad de fuel en las costas de nuestra tierra", afirmó.

Las opiniones científicas que el Gobierno sí ha prohibido comunicar son las del Instituto Oceanográfico de Vigo, hasta ahora tan activo como crítico con las decisiones oficiales. El director general del Instituto Español de Oceanografía, Álvaro Fernández, llamó ayer por teléfono al director del centro de Vigo, Alberto González-Garcés, para ordenarle que cualquier relación con los medios informativos se haga "exclusivamente a través de la Dirección General".

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