Ruiz-Gallardón inaugura la Biblioteca Joaquín Leguina
El nuevo centro público creado en Madrid cuenta con 700.000 documentos
Una gran biblioteca, con 700.000 documentos y situada en el distrito de Arganzuela de Madrid, fue inaugurada ayer por el presidente de la Comunidad Autónoma, Alberto Ruiz-Gallardón. Este político del PP ha dado al nuevo centro el nombre de Joaquín Leguina, su gran adversario en el PSOE, al que sustituyó tras ocho años de oposición en 1995. Gallardón considera que el proyecto fue iniciativa de Leguina y nace del esfuerzo de los gobiernos de varias legislaturas. En el acto, el escritor Mario Vargas Llosa definió el nuevo centro de fábrica de sueños y casa del placer único e incomparable.
Ruiz-Gallardón, presidente de la Comunidad de Madrid, lo anunció hace años. El gran espacio que antaño fuera la fábrica de cervezas El Águila, situado en el distrito de Arganzuela de Madrid, terminaría siendo una casa de la cultura, tal y como quería Leguina, lo que posibilitaría prolongar el eje cultural de la Castellana y el paseo del Prado. La biblioteca está ubicada en el sur de Madrid, no lejos del triángulo formado por los museos del Prado, Reina Sofía y Thyssen.
Lo insólito es que Gallardón afirmó, y lo ha cumplido, que esa gran casa de los libros se llamaría Biblioteca Joaquín Leguina, nombre de su antecesor y adversario durante varias legislaturas y sobre el que Gallardón ejerció, según se dijo entonces por parte de miembros del Gobierno socialista de Leguina, la más cruel y dura de las oposicones.
"Es la instalación cultural más importante creada en Madrid desde la apertura del Museo Thyssen o el Reina Sofía", afirmó el presidente de la Comunidad.
El edificio, situado en el distrito de Arganzuela, ha sido rehabilitado por los arquitectos Emilio Tuñón Álvarez y Luis Moreno García-Mansilla, ganadores del concurso de ideas convocado en 1994 por la Dirección General de Patrimonio Cultural. "Ellos han obrado el milagro de transformar el neomudéjar que el arquitecto Sáinz de los Terreros inventó en esta fábrica de cervezas en un contenedor adecuado para el proyecto", afirmó Gallardón.
La nueva biblioteca ocupa un edificio de cuatro plantas, con una superficie de 9.200 metros cuadrados, en la que se alojan una sala de consulta general, hemeroteca y cartoteca, mediateca, sala de consulta de investigadores, salas de trabajo en grupo, además de 99 puestos informáticos que permiten acceder a los catálogos, la red de datos en CD-ROM, ofimática e Internet.
Entre citas de Borges, García Márquez y el propio Vargas Llosa, tanto el escritor peruano, como Ruiz Gallardón o Leguina intervinieron con palabras de alto contenido literario. El actual presidente de la Comunidad madrileña habló de su ilimitada confianza en el poder de libro. El autor de Pantaleón y las visitadoras, que ayer mismo se sacó el carné de socio de la biblioteca, dijo estar en ese acto no como escritor, sino como lector de bibliotecas: "Son lugares mágicos en los que entramos a una realidad más profunda que la que tenemos en nuestro entorno", señaló Vargas Llosa, quien no ocultó sentir envidia de Leguina: "Por el nombre dado con justicia a la biblioteca y porque ha sabido compaginar esas dos habilidades, la política y el oficio de escritor, algo realmente difícil de hacer..., y lo digo por experiencia".
"El gesto de dar mi nombre a esta biblioteca", señaló Leguina, "es un acto de largueza y de caballerosidad hacia el adversario con quien mantuvo debates y controversias, necesarios en el quehacer político, sin perder de vista, en un país en el que el cainismo conduce con harta frecuencia a confundir al adversario con el enemigo, que 'el otro', aquel con quien disentimos, es un compatriota que tiene sus razones".
Los tres protagonistas de la jornada estuvieron en todo momento acompañados por la consejera de las Artes de la Comunidad de Madrid, Alicia Moreno. En el acto se vieron binomios infrecuentes como el creado por la candidata a la presidencia regional, Esperanza Aguirre, con su adversario para el mismo puesto, Rafael Simancas, que mantuvieron animadas charlas. También acudieron numerosos políticos de uno y otro signo, y creadores como Rafael Moneo, Amancio Prada, Juan Miguel Hernández de León o Ricardo Aroca.
Babelia
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