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La Comisión Europea flexibilizará el sistema de control de las grandes fusiones

Se prevé hacer "inspecciones sorpresa" en las sedes de las empresas para recabar datos

La Comisión Europea tiene previsto presentar el miércoles una propuesta para reformar el actual sistema de control de las grandes fusiones entre multinacionales, para hacerlo mucho más flexible pero sin que ello comporte una renuncia de sus poderes exclusivos como autoridad de la competencia europea. Bruselas pide además que se refuerce su capacidad de análisis económico de estas operaciones, con la posibilidad de hacer "inspecciones sorpresa" en las sedes de las empresas, cuestionada por el Tribunal de Primera Instancia de la UE en tres sentencias demoledoras.

Las nuevas reglas entrarán en vigor en mayo de 2004, coincidiendo con la adhesión de 10 nuevos socios al club comunitario. Pero antes el Consejo de ministros debe dar su bendición con el riesgo de que algún Estado miembro aproveche para restar poderes a la Comisión Europea.

El objetivo de la reforma que presentará esta semana el comisario de la Competencia, Mario Monti, en cualquier caso, es el de "adaptar" el actual sistema de control de las fusiones a una economía globalizada y más integrada, en la que las operaciones de concentración entre empresas son cada vez más numerosas y de mayor complejidad técnica y económica.

"La reforma busca consolidar los aspectos positivos del sistema de control de fusiones de la UE y asegurar su eficacia futura para que la economía europea pueda hacer frente a los nuevos retos", explica el documento. Es decir, se trata, a grandes rasgos, de "redirigir las deficiencias" surgidas durante los últimos años de aplicación del reglamento y que han sido puestas en evidencia por el Tribunal de de la UE con las anulaciones de los vetos impuestos por la Comisión Europea a las fusiones Airtours-FirstChoice, Schneider-Legrand y TetraLaval-Sidel.

Pero la Comisión Europea deja bien clara una cosa. Los cambios no son suficientes si la reforma no se aprovecha para reforzar la estructura y la capacidad técnica de la Dirección General de la Competencia para poder centrar "con mayor firmeza" el análisis de los proyectos de fusión en los aspectos económicos. Éstos son los cambios propuestos:

- Plazos de investigación. Se flexibilizan los plazos a los que se debe ajustar la investigación de la Comisión, llevándolos de cinco a siete meses. En la primera fase de análisis del proyecto, se ampliará en una semana el derecho de las partes a ofrecer concesiones. En la segunda fase se introduce un tiempo extra de tres semanas para poder analizar la oferta de desinversión planteada por las empresas para salvar la fusión o consultar con las capitales, a las que se podrán añadir aún otras cuatro semanas si lo piden las partes o lo cree conveniente Bruselas.

- Notificación. Se flexibiliza el sistema actual eliminando el plazo de una semana que tienen las empresas para notificar el acuerdo ante los servicios de la Competencia y se permitirá además a las compañías que informen sobre sus proyectos de fusión antes incluso de cerrar el pacto. Esto permitirá solventar, según la propuesta, las actuales "rigideces" reglamentarias innecesarias, organizar mejor la planificación de las operaciones y sincronizar las investigaciones con el regulador estadounidense.

- Capacidad de investigar. Bruselas pide que se refuercen sus poderes de recopilación de datos económicos útiles para analizar las fusiones y alinearlas así con los poderes de que ya dispone ante los casos de carteles. Se podrán realizar inspecciones sorpresa en las sedes de las compañías, aunque, a diferencia de los carteles, no se considera necesario hacerlas en las casas de los directivos. "Los tiempos son muy limitados y es necesario disponer de la información necesaria para analizar los proyectos de fusión con rapidez y eficacia", indica el texto.

- Análisis económico. Se creará el puesto de economista jefe en el seno de la Dirección General de la Competencia, con el personal necesario para reforzar el análisis económico de sus servicios. Para ello se pide que se acelere el "reclutamiento" de nuevos economistas industriales. También se realizarán estudios "econométricos" independientes fuera de la Comisión Europea en la fase dos de la investigación para completar el trabajo.

- Panel de expertos. Se creará un grupo de funcionarios expertos en el seno de la Comisión Europea que tendrá como misión analizar las conclusiones preliminares a la que llegue el equipo responsable del control de las fusiones, antes de que se adopte una decisión. Para ello se creará una unidad que aportará "el apoyo y la estructura" necesarios para que este panel pueda convertirse en un verdadero sistema de "chequeo interno" de las decisiones.

- Transparencia. Una de las acusaciones más duras lanzadas contra el regulador europeo es que se deja influir en exceso por las opiniones de los competidores. Para remediar esto se propone ampliar los derechos de defensa de las compañías, para que presenten sus puntos de vista ya desde una fase temprana de la investigación. A la vez se facilitará la participación de los consumidores y trabajadores en las audiencias.

El modelo americano

La reforma del reglamento de fusiones planteó un doble dilema a la Comisión Europea. O se optaba por abandonar radicalmente el sistema actual de control de las fusiones para ir hacia un modelo gemelo al de Estados Unidos, que pivota más sobre el aspecto judicial, o se decidía mantener el modelo europeo sin proceder a cambios muy significativos de fondo ni de principios después de 12 años de funcionamiento, aunque con una mayor sincronización en la práctica con el estadounidense para evitar cualquier tipo de divergencia.El origen de este embrollo está en el enfrentamiento que se produjo entre la UE y EE UU tras el veto de la Comisión Europea a la fusión entre General Electric y su competidora Honeywell en el sector aeronáutico, sobre la que el tribunal debe pronunciarse aún. Mario Monti, el todopoderoso comisario de la Competencia, siempre se ha negado a ir hacia el sistema estadounidense porque la visión y la cultura europeas son diferentes. Pero los cambios que propondrá el miércoles a los Quince no evitarán que se produzca una aproximación en la práctica hacia el modelo de análisis económico que se hace en Estados Unidos de estas operaciones de gran complejidad técnica.La UE, en cualquier caso, seguirá primando que en su sistema los jueces sólo puedan intervenir para revisar las decisiones que haya adoptado la Comisión tras una apelación.

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