El cerebro arrima el hombro
Un ingeniero almeriense lleva a Galicia dos diseños propios para combatir la marea negra
Las catástrofes a veces sirven para destapar al ser humano que llevamos dentro. Nadie en España es indiferente al drama que vive Galicia tras el hundimiento del Prestige en las costas atlánticas y las posteriores mareas negras que han emponzoñado ese litoral. Desde Almería, un hombre ofrece lo mejor que tiene, su ingenio y su saber científico.
El ingeniero aeronáutico José Luis Torres padre de numerosos inventos curiosos y efectivos a finales de los noventa -ideó una máquina que aprovecha la tecnología espacial para crear una desaladora de bajo coste-, tiene previsto desplazarse hasta Galicia para con una idea para arrancar el crudo de las rocas, la parte más complicada en la limpieza de las mareas negras. "Me llamó un amigo gallego para pedirme que colaborara con ellos y esta semana me marcho para allá con mi equipo. Trataremos de limpiar el petróleo que se queda pegado a las rocas a través de un sistema de lanzaderas de arena que permiten ir despegando el petróleo y succionándolo", explica Torres.
En cuanto a los fondos marinos, se utilizará una pequeña máquina con unas ruedas hidráulicas que baja hasta el fondo y lleva incorporado un sistema de succión. Todo se controla desde un barco gracias a unas cámaras de vídeo. Estas dos de aportaciones de Torres "ya las conocen alcaldes de algunos municipios de la zona y se le trasladarán al presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, para que las estudie", según asegura él mismo.
Sin embargo, este ingeniero almeriense tiene también un sistema con el que, asegura, habría reducido las dimensiones del drama si se hubiera utilizado en el mismo momento en el que el petrolero empezó a vomitar crudo. Se trata de un diseño no excesivamente complicado ni caro que Torres patentó en 1972, cuando aún era estudiante, y por el que entonces se interesó la Corporación Venezolana de Petróleos. Ese sistema se basa, fundamentalmente, en unas boyas entrelazadas entre sí por un plástico grueso y unos cables de acero. Las boyas -que se hunden metro y medio bajo el agua y sobresalen un metro- se lanzan desde aviones y de algunas de ellas también salen unos cables de acero con los que se sujeta el petrolero. Se trata de rodear al buque. Así se crea una especie de piscina que aísla al barco y a la mancha y que permite desplazar el barco si que la mayor parte de la mancha escape del cerco. Después se lanzan unos pequeños barcos dentro del perímetro aislado que llevan incorporadas unas mangueras a través de las que se va succionando el petróleo y depositándolo en tanques. Obviamente, este sistema sólo puede utilizarse mientras el petrolero aún está a flote.
Demasiado tarde para Galicia, en donde ya sólo queda limpiar lo más que se pueda. Torres y su equipo quieren ayudar y esperan que sus dos propuestas sirvan para atenuar todo lo posible la ya impresionante catástrofe.
Décadas de trabajo e ingenio
El ímpetu científico que anida en la mente de José Luis Torres (Almería, 1949) le ha llevado, a través de sus años de investigación, a idear diversos proyectos técnicos centrados, muchos de ellos, en el intento de preservar la conservación del medio ambiente, "la industria más rentable del futuro", según declaraba ya en 1996 este ingeniero aeronáutico en una entrevista concedida a medio de comunicación local.
De los proyectos y sistemas técnicos y científicos nacidos del saber y del duro trabajo de Torres, que durante toda su vida profesional ha llegado a ser asesor de varios países asiáticos en materias científicas, se han echo eco muchos medios de comunicación almerienses y nacionales. Sus propuestas de ciencia aplicada y la curiosidad que han suscitado se remontan a la época en la que Torres era aún un estudiante de Ingeniería.
En esos medios quedó recogido el sistema que patentó en 1972 para retirar petróleo del mar o la desaladora que permitía ahorrar costes en el metro cúbico de agua dulce y, a la par, eliminar los residuos contaminantes que se pudieran producir durante el proceso de desalinización del agua. Resulta cuando menos descorazonador pensar que un diseño patentado por un español hace ya 30 años podría haber reducido la catástrofe ecológica derivada del naufragio del Prestige a un incidente más o menos grave, pero nunca devastador, como el que se vive ahora.
Después una larga trayectoria que le llevó incluso a trabajar para el Gobierno de Irak, Torres está afincado en su tierra natal, desde la que sigue ingeniando nuevos proyectos con los que trata de ofrecer algunas respuestas científicas a situaciones fundamentalmente relacionadas con el medio ambiente.
Su reto más importante es ahora tratar de trasladar esa experiencia, fundamentada en años de estudio y conocimientos, a la lucha contra la marea negra depositada por el Prestige en Galicia.
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