El Ejército se niega a intervenir
La cúpula militar rechaza ser "árbitro" en el conflicto tras el tiroteo contra la oposición a Chávez
Caracas, enlutada
Huelga prorrogada
Perversa guerra mediática
Al igual que los principales dirigentes de la oposición, el constitucionalista Herman Ezcarra, ex asesor de Hugo Chávez, habitualmente flemático, se despachó iracundo contra el jefe de Estado: "Este pueblo lo ha sentenciado como el primer criminal de la República", afirmó. Su virulento discurso, afirmó el portavoz de la Coordinadora Democrática, Alejandro Armas, orientó las balas de la Plaza de Francia.
"¡Hay que sacarlo de Miraflores!", instaban las multitudes. El inquilino del palacio de Gobierno desde el año 1999, tocado con la boina roja de paracaidistas, no parece dispuesto a facilitar el desalojo. "Convocaré elecciones cuando corresponda", proclamó después de haber pedido a su electorado que tenga siempre listo el carné de identidad para poder votar. "La culpa de lo que ocurrió en la plaza de Altamira no sólo es de los militares golpistas, es culpa también de la sociedad que los apoya, víctima de una perversa guerra mediática". "Las televisiones, sin prueba alguna, irresponsablemente, comenzaron a decir: '¡Chávez, asesino!' Con los muertos todavía calientes ya tenían al asesino: Hugo Chávez".
El Gobierno, cuya credibilidad entre la oposición es nula, prometió impulsar las investigaciones. "¡Pero ahora hay que dar la gran batalla petrolera!", animó el titular de la industria petrolera, quien admitió que se encuentra en fase "critica". "Si los saboteadores lograr sus propósitos, no tendríamos ni un bolívar [moneda nacional] para sacar al pueblo de la pobreza histórica en que ellos lo hundieron".
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