¿Somos inocentes?

Efectivamente, el Gobierno no ha estado nada fino, ni tampoco la oposición, que piensa que con correr a sacarse la foto nos hemos olvidado de sus catorce años de pasotismo ecológico.

Lo mejor que podían hacer unos y otros es quitarse del medio y dejar a los profesionales y voluntarios hacer su trabajo, que bastante tienen con intentar limpiar este desastre para estar apartando moscones políticos con su séquito de cámaras.

Y nosotros, ¿somos inocentes? Pues no. Cada vez que vamos a la vuelta de la esquina a comprar el pan y el periódico en coche, cada vez que rodamos a ciento sesenta por la autopista, cada vez que bajamos a la ciudad en coche en vez de en tren, metro o autobús, cada vez que nos dejamos las luces encendidas, cada vez que nos pasamos con la calefacción o con el aire acondicionado, cada vez que cogemos bolsas y más bolsas de plástico en las tiendas para luego tirarlas, cada vez que compramos objetos ridículamente envueltos en siete capas de plástico, cada vez que compramos útiles de usar y tirar..., cada vez que hacemos todo esto estamos atrayendo hacia nuestros puertos muchos Prestiges llenos de petróleo.

Y luego viene lo de que tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe, y como en este caso, nos deja Galicia violada y, al tiempo, abandonada.-