Irak promete entregar el sábado a la ONU una lista con las novedades sobre su arsenal
Los inspectores de la ONU visitan sin problemas uno de los palacios presidenciales de Sadam
Irak aseguró ayer que acatará el ultimátum fijado por el Consejo de Seguridad de la ONU y entregará el próximo sábado un informe exhaustivo sobre su programa de armamentos. El régimen de Bagdad precisó, sin embargo, que su lista no incluirá ningún arma de destrucción masiva porque "no las tiene", aunque contará con "elementos nuevos". Mientras, los inspectores de armas completaron su primera semana de trabajo con una visita a uno de los polémicos palacios presidenciales de Sadam Husein en Bagdad sin que se produjeran incidentes ni retrasos.
"Vamos a entregar esta declaración en el tiempo apropiado, el día 7 de este mes, para que el personal de Unmovic [la agencia de desarme] y de la OIEA [el Organismo de Energía Atómica] la entreguen en Viena y Nueva York ", declaró el general Hosam Mohamed Amin, que se encarga de la coordinación con los inspectores de armas.
El documento "tendrá elementos nuevos", pero no incluirá "necesariamente una declaración sobre la presencia de armas de destrucción masiva", precisó el responsable iraquí. "Somos un país que no tiene" estas armas, "un hecho de sobra conocido por todos los países, incluidos Estados Unidos y el Reino Unido", dijo Amin.
Según la resolución aprobada el pasado mes por el Consejo de Seguridad, Bagdad tiene hasta el 8 de diciembre, domingo, para entregar una relación de todas sus armas convencionales y de destrucción masiva, además del desarrollo de programas de investigación química, bacteriológica y nuclear, aunque sus propósitos declarados sean civiles.
Un retraso o una negativa podría llevar a las "serias consecuencias" con las que amenaza la resolución. "Cualquier retraso o desafío demostrará que Sadam Husein ha rechazado el camino de la paz", declaró el presidente estadounidense, George W. Bush, el pasado lunes; "por ahora los pasos no son muy alentadores". Bush indicó que el informe de los iraquíes debía ser "creíble y completo" para demostrar un auténtico "cambio de actitud".
En estos últimos días, Bagdad ha manifestado dudas sobre lo que debe incluir en su informe, sobre todo en lo referente a su amplia industria petroquímica y ha preguntado si es necesario llegar al detalle de la "fabricación de zapatillas de plástico". Pero al aceptar la resolución ya indicó que no declararía armas de destrucción masiva, pese a las acusaciones de EE.UU y el Reino Unido. El jefe de los inspectores, Hans Blix, ha tratado de convencer a las autoridades iraquíes de que revisen su afirmación porque teme que "muchos miembros del Consejo no la crean".
En Nueva York, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, aseguró que la cooperación con Bagdad era "buena", aunque fuera sólo el principio, pero no se pronunció sobre el informe. "Esperaré a que los inspectores lo analicen e informen al Consejo de su contenido".
Sobre el terreno, los inspectores concluyeron su sexto día de trabajo con una visita a uno de los ocho palacios presidenciales de Sadam Husein. Los equipos permanecieron durante algo más de hora y media en el complejo de Al-Sojoud, en la parte oeste de Bagdad. Encontraron lujo, opulencia, poemas dorados a la gloria de Sadam Husein y una maqueta miniatura del estado del edificio tras uno de los bombardeos estadounidenses. Ni Unmovic ni la OIEA hicieron comentario alguno sobre sus investigaciones.
En la primavera de 1998 la inspección de los palacios provocó un grave incidente con Unscom, la entonces agencia de desarme. La resolución aprobada hace un mes por el Consejo especifica que estos complejos pueden verse en cualquier momento sin previo aviso.
Desde que reanudara su misión hace una semana, el personal de la ONU ha visitado sin problemas una docena de instalaciones. El pasado lunes encontró, sin embargo, que en el centro de Karamé, donde se desarrollaron los misiles Al Husein, faltaban "equipos" etiquetados por los anteriores inspectores. Los iraquíes aseguraron que una parte había sido destruido durante los bombardeos de 1998, y el resto, trasladado a otras instalaciones.
Mientras, en la sede de la ONU la unanimidad que presidió la votación de la nueva resolución sobre Irak se ha visto seriamente cuestionada por un tema que parecía despertar el consenso general: la renovación del programa "petróleo por alimentos", la válvula de escape que desde diciembre de 1996 permite al régimen de Bagdad exportar crudo a cambio de artículos de primera necesidad.
El programa expiró el pasado 25 de noviembre y debía haberse renovado por un duración de otros seis meses, pero nuevas exigencias estadounidenses sobre la lista de materiales que el Gobierno iraquí no puede importar han paralizado todo el proceso.
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