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Una muestra recorre la presencia del liberalismo en el convulso siglo XIX

La exposición revisa de forma didáctica la historia de ese periodo

Tras repasar la historia del carlismo y el nacionalismo, la Fundación Sancho el Sabio ha inaugurado en Vitoria una muestra dedicada a otra de las ideologías imprescindibles para entender el siglo XIX en el País Vasco de los Fueros: el liberalismo. Con el atractivo ineludible de la mesa y las sillas en las que los generales Espartero y Maroto sellaron el Convenio de Bergara, la exposición recorre de forma didáctica la documentación gráfica y escrita de un periodo convulso.

La sala de la Fundación Caja Vital (Postas, 13-15) acoge una exposición asequible para explicar el papel que jugó el liberalismo en el País Vasco, un movimiento minoritario, pero influyente, pues tenía su base social en la burguesía, sobre todo la donostiarra, la más crítica con los Fueros. A partir de esos mimbres, los historiadores de la UPV Coro Rubio y Santiago de Pablo, han seleccionado lo más significativo de una ideología a la que han dado escenografía Antonio Altarriba y José Ibarrola. Treinta instituciones han aportado el material.

El recorrido comienza en 1808 en el primer enfrentamiento entre Constitución y Fueros y concluye en 1876 con la abolición foral. En medio, dos guerras civiles, la integración del País Vasco en la modernidad y un liberalismo que se debate entre el respaldo y el desprecio a esa institución peculiar con que se habían relacionado las provincias vascongadas y Navarra con el Reino español.

La primera parte de la muestra se centra en los personajes claves del liberalismo vasco. Las imágenes de Felipe Uhagón, José Antonio de Muñagorri, Pedro de Lemonauría o Martín de los Heros forman un preámbulo necesario para comprender la época. La segunda parte retrata la vida de la época, con un recorrido con apariencia de viñetas en el que destaca la dedicada al vestuario. Aquí se presenta lo mejor de la colección Madurga de trajes femeninos del XIX, en la primera ocasión en que sale de su sede en Zaragoza.

También es la primera vez que se presentan fuera del Museo del Ejército las sillas y la mesa sobre la que los generales Maroto y Espartero firmaron el Convenio de Bergara. Un mobiliario rústico, procedente de un caserío cercano, cuyos dueños jamás pensaron que la mesa de su cocina se iba a convertir en patrimonio nacional. No faltan retratos casi desconocidos de Cánovas, por Federico Madrazo, o una alegoría de las provincias vascongadas de Eugenio de Azkue.

La tercera parte está dedicada a las ideas, a ese qué pensaban aquellos personajes tan vinculados con la Ilustración en el País Vasco. Entre la documentación, destaca un llamamiento en euskera "a todos realistas vizcaínos" para que dejen las armas, con el fin de conservar los Fueros.

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