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CATÁSTROFE ECOLÓGICA EN GALICIA

El 'Prestige' ha vertido 20.000 toneladas de fuel con muy alto contenido de azufre

Una segunda oleada avanza hacia la costa y se teme que las barreras no consigan detenerla

El Prestige ha derramado ya más de 20.000 toneladas de crudo, el doble de la cifra oficial. Es el dato que manejan los asesores internacionales integrados en el gabinete de crisis centralizado en A Coruña. Dentro del gabinete se están produciendo serias divergencias por el empeño de los responsables políticos en minimizar el alcance de la catástrofe y no ofrecer la información disponible en cada momento. Las autoridades conocen desde hace tres días los análisis de la composición del vertido y no lo han divulgado, pese a que se trata de un fuel muy viscoso, con un porcentaje de azufre muy alto (2,58%, frente al 1% habitual). Mientras, una segunda oleada avanza hacia las costas. De no cambiar el viento, las barreras de protección podrían ser inútiles.

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Sobre el terreno, el descontrol sigue en aumento. Ni la Delegación del Gobierno sabía ayer qué playas habían estado limpiando los infantes de Marina. De hecho, distribuyó una lista de playas en las que trabajaba la Infantería de Marina que resultó ser falsa. Uno de los alcaldes de la Costa da Morte, donde ayer no se presentaron los soldados, dijo: "La situación ha llegado a un punto en el que nunca sabes si lo que te dicen es cierto".

¿Cuánto crudo ha derramado el Prestige durante su caótico peregrinaje de siete días por las costas gallegas hasta su hundimiento final? Los cálculos de los expertos están siendo muy superiores a las estimaciones oficiales. La primera información fiable procede del comportamiento del propio buque. La forma en que el jueves, 14, se escoró a estribor desveló que un determinado tanque estaba soltando fuel en ese momento, y también el modo de estabilizarse 24 horas después alertó sobre la rotura de otro depósito.

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Para entonces, los expertos ya sabían la capacidad de los tanques y su disposición en la estructura del buque, cargado con 77.000 toneladas de fuel M-100 (terminología rusa). Cuando, finalmente, el martes el buque se partió en dos, quedó patente que los tanques centrales se habían roto. Ya en ese momento, el cálculo de la cantidad vertida superaba las 20.000 toneladas. Los expertos también cuentan con la información suministrada por la Agencia Espacial Europea, cuyas imágenes dejan constancia irrefutable tanto de la trayectoria del buque hasta su hundimiento como de su estela de fuel.

Aun así, y todavía el miércoles, el delegado del Gobierno en Galicia, Arsenio Fernández de Mesa, seguía declarando: "Hay una cifra que está clara, y es que la cantidad que se ha vertido no se sabe".

La chanza del alto cargo no venía más que a subrayar la confusión provocada por la opacidad informativa del gabinete de crisis que él mismo dirige. Hay ejemplos. El jueves 14, día siguiente al accidente, la cifra oficial de fuel vertido era de 3.000 toneladas. Esta versión se mantuvo a lo largo de varias jornadas, durante las cuales se dijo además que no ha se había producido ningún vertido adicional y que el barco sólo dejaba tras de sí una pequeña estela. El lunes 18 la tal estela se había convertido ya en un área de 1.300 kilómetros cuadrados. 24 horas después abarcaba 275 kilómetros de largo por 25 de ancho... En cuanto a lo vertido a causa del hundimiento, el martes se habló de 6.000 toneladas. Horas después se rebajó la cifra a 3.000 o 4.000 toneladas, aunque el miércoles volvieron a ser 6.000. Ayer, en palabras del delegado del Gobierno a este periódico, el Prestige al hundirse sólo soltó "un rebufo, prácticamente nada, lo que quedaba en los depósitos".

Mientras se intenta aclarar qué ocurrió durante la agonía y el hundimiento del petrolero matriculado en Liberia, una nueva oleada de fuel avanza hacia la Costa da Morte empujada por el viento. Enfrente de Finisterre hay dos grandes manchas de combustible -cuya extensión no han precisado las autoridades- que acabarán batiendo contra la costa de no cambiar las condiciones meteorológicas, informa desde A Coruña Xosé Hermida.

La zona, que ya resultó barrida por la marea negra el pasado fin de semana, recibiría así una segunda invasión de fuel que multiplicaría los daños causados. El delegado del Gobierno, Arsenio Fernández de Mesa, admitió que si no mejora el estado del mar las barreras de protección no serán capaces de contener la oleada. El fuel se desplaza hacia la costa a una velocidad de cuatro kilómetros por día, según cálculos realizados por Gabriel Rosón, profesor de Oceanografía Física de la Universidad de Vigo, tras observar la evolución de las manchas por las fotografías de satélite.

La avanzadilla de la posible segunda oleada alcanzó en la noche del miércoles la costa de Corcubión y Finisterre, donde dañó varias playas y bancos marisqueros de almeja y navaja. Una vez más, la reacción de las autoridades suscitó fuertes críticas de los vecinos de la zona. La mancha empezó a entrar en Corcubión sobre las 10 de la noche del miércoles, pero las barreras de protección no llegaron hasta las tres de la tarde de ayer. Y fueron los pescadores los que tuvieron que colocarlas cuando ya había caído la noche.

La marea negra también sigue desplazándose hacia el norte, y anoche alcanzó los alrededores de A Coruña y Ferrol. En A Coruña se descubrió una mancha de un kilómetro de longitud cerca de la Torre de Hércules, a la entrada de la ría.

El ministerio de Fomento anunció ayer, ocho días después del accidente y tras múltiples ofertas, que ha aceptado la ayuda de barcos de otros países. A las costas gallegas llegarán en los próximos días cinco embarcaciones aspiradoras de combustible, de los que España no dispone. Dos serán alemanes, otros dos británicos y uno francés. Hace días que estos países ofrecieron la ayuda, pero sólo ayer se aceptó. Los barcos se sumarán a los tres que ya trabajan en la zona. Sin embargo, tardarán algunos días y deben esperar mejor tiempo, porque sólo pueden trabajar con olas inferiores a dos metros. El temporal hace que ahora sean mayores.

Sobre el alcance de la información suministrada hasta ayer, y en consonancia con lo declarado por los demás políticos del PP desde que se produjo la catástrofe, Fernández de Mesa intenta quitarle hierro al asunto: "Nosotros damos la información veraz que tenemos en cada momento y que nos suministran los técnicos. Se han manejado datos muy alegremente, pero no creo que nadie haya ido allí con una cata para medir".

Y ese es precisamente una de los motivos de discusión en el seno del gabinete de crisis. Los expertos consideran que se debe trabajar pensando en que puede suceder la peor de las hipótesis, y no al contrario. Otra de las diferencias radica en la forma, más voluntarista que práctica, con la que se está trabajando en las playas para retirar el crudo.

De hecho, durante una reunión celebrada el miércoles por la noche en la sede de la delegación del Gobierno se valoró la posibilidad de advertir tanto a los miembros del Ejército como a los voluntarios civiles de la necesidad de observar ciertas precauciones, como el uso de guantes y mascarillas, a la hora de manipular la contaminación procedente del Prestige. Fernández de Mesa admitió ayer, durante una entrevista en la televisión gallega, que no se está pudiendo aceptar la colaboración de más voluntarios dada la falta del material adecuado para enfrentarse al crudo.

La razón de estas precauciones es que el combustible derramado por el Prestige tiene un contenido en azufre del 2,58%. Prácticamente triplica el 1% que contiene el fuel normalizado que desde hace unos ocho años se consume en la UE y en EE UU.

El fuel del Prestige se denomina, en términos marinos bunker. Se utiliza como combustible de barcos antiguos y en centrales de generación eléctrica. La diferencia de precio por tonelada respecto al de mejor calidad puede llegar a 20 euros. Los expertos aseguran que a la temperatura que se supone en la fosa en que se ha hundido el petrolero, su viscosidad será similar a la del queso de Burgos o la plastilina. Es más contaminante cuando se quema, puesto que el azufre va a la atmósfera.

El azufre puede producir eccemas en la piel e inflamaciones, según el portavoz del Instituto Nacional de Toxicología, José Cabrera. "Es un tóxico más", explica, "a añadir al ya de por sí tóxico fuel". Cabrera recomienda protección para quienes retiran el fuel de la playa. Con todo, el mayor riesgo del azufre se da cuando se inhala. "Puede irritar los pulmones. Es un tóxico añadido, pero lo peor es el fuel", afirma un dermatólogo, aunque considera que el riesgo de que se puedan formar vapores con las condiciones que hay en Galicia (frío y con el hidrocarburo disuelto en el agua) es pequeño.

Mientras todavía se discute en las cofradías de pescadores y en los bares del puerto si el Gobierno actuó bien o mal cuando intentó alejar el Prestige y lo terminó paseando frente a la costa de Galicia camino de Portugal, lo cierto es que ahora todo depende del tiempo, la física y la suerte. Por ejemplo, queda por saber qué estará pasando con el crudo que se ha hundido con el barco. Su temperatura de solidificación está calculada en seis grados centígrados. En el fondo de la sima donde ahora se encuentran los restos del barco, la temperatura puede oscilar entre tres y siete grados. Si es de siete grados, lo más lógico es presumir que el crudo seguirá aflorando al exterior. Si, por el contrario, es más baja, aumentarán las posibilidades de que se solidifique.

Pero queda otra cuestión. En su hundimiento, al alcanzar entre los 500 y los 1.000 metros de profundidad, "se habrá producido un fenómeno de colapso por efecto de la presión", según informó un experto que prefiere mantenerse en el anonimato. "Es como coger una cajetilla de tabaco y aplastarla. Se habrán producido grietas, pero la presión puede impedir que el crudo salga. Quedaría por saber si quedan hacia abajo o hacia arriba según haya quedado ahora el buque en el fondo del mar. Todo ello puede tener su importancia a la hora de que se produzca más desprendimiento o no", explica.

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