El IPC y las previsiones del Gobierno
Cuando el pasado mes de abril se publicó el dato del IPC, y se comprobó que en tan sólo cuatro meses ya se había superado la previsión del Gobierno para todo el año, me extrañó que no dimitiera inmediatamente el vicepresidente del Gobierno para asuntos económicos, señor Rato, al constatarse un error de previsión de tal calibre.
Un par de meses después se produjeron varios cambios en el Gobierno. Pensé que entonces el presidente aprovecharía para destituir al señor Rato. Pero no, le mantuvo en su cargo. Ello me convenció de que no se trataba de un error. El Gobierno de España no podría creerse de verdad que la inflación de 2002 fuera a ser de sólo el 2%: el "error" era voluntario.
Ahora se acaba de publicar el IPC de octubre. Llevamos ya casi el doble de la previsión, y quedan dos meses tradicionalmente "inflacionistas". Aun así, desde el Gobierno se sigue insistiendo en una previsión del IPC del 2% para el próximo año 2003.
¿Por qué este empeño en prever un IPC imposible, a sabiendas de que se va a superar? Sólo se me ocurre una razón: no subir el salario mínimo interprofesional (SMI) más que el 2%.
Porque el SMI no tiene cláusula de revisión si el IPC real supera el previsto. Y tal vez no se sepa que mucha gente en España cobra el salario mínimo. Y además, el
SMI se tiene como base para muchos otros aspectos: por ejemplo, para calcular las pensiones mínimas, los topes mínimos o máximos de las prestaciones y subsidios por desempleo, etcétera.
Todo ello afecta principalmente a los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Si el SMI no se sube más que en el IPC previsto, que lleva varios años por debajo del real (y el año 2003 va a ocurrir lo mismo), en términos reales se está bajando el SMI.
Se está bajando el sueldo a la pobre gente que cobra el salario mínimo, se están bajando las pensiones a los que cobran la mínima, se están bajando prestaciones y subsidios a los parados.
¿Para qué? Supongo que para ahorrar en los presupuestos y poder permitirse bajar los impuestos a los que tenemos la suerte de cobrar más.
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