Zhao Ziyang, a la espera de su rehabilitación

En un tranquilo hutong, un barrio de casas tradicionales chinas, apenas a 20 minutos a pie del Gran Palacio del Pueblo, vive recluido desde hace 13 años quien una vez fuera el líder del Partido Comunista Chino: Zhao Ziyang. Poco se sabe de él. Salvo que perdió la batalla en su enfrentamiento con el entonces primer ministro, Li Peng, sobre la forma de resolver las manifestaciones prodemocráticas que los estudiantes estaban protagonizando en la plaza de Tiananmen y que acabarían en una matanza en la noche del 3 al 4 de junio de 1989. Triunfó la línea dura, y Zhao, que había defendido el diálogo, fue purgado y desposeído del cargo, aunque no expulsado del partido. Desde entonces vive bajo arresto domiciliario y no aparece en público.

Su situación es un mar de especulaciones. Mientras hay quien asegura que realiza algunos viajes ocasionales dentro de China, otros dicen que ni siquiera puede llamar por teléfono desde que durante el congreso de 1997 hiciera llegar una carta a los líderes del partido pidiendo que revisaran su actitud en Tiananmen.

Zhao, de 83 años, nació en la provincia de Henan. Denunciado durante la Revolución Cultural, regresó a la vida política con la vuelta de Deng Xiaoping en los setenta. En 1977 entró en el Buró Político, y 10 años más tarde pasó a ocupar la secretaría general en sustitución de Hu Yaobang, que había sido destituido por Deng. Su paso por la cúpula del PCCh fue breve. La indulgencia con los manifestantes acabó con él y fue sustituido por Jiang Zemin.

Ligado a la apertura económica lanzada por Deng en 1978, el nombre de Zhao Ziyang está unido al de una posible reforma política que nunca llegó. Tampoco el congreso que terminó ayer ha dejado vislumbrar ningún horizonte democrático. Pero entre las demandas de 192 activistas de todo el país en una carta abierta a los más de 2.000 delegados del congreso que finalizó ayer, está la rehabilitación de Zhao.