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Incertidumbres sobre el final de la crisis

La economía española tocará fondo en el año 2002, que será el peor desde la recesión de 1993

El año electoral que se iniciará en breve no empezará con buen pie en el terreno económico. El ejercicio se cerrará con un crecimiento que a duras penas llegará al 2% y será el peor resultado desde la dura recesión del año 1993. La diferencia ahora es que la economía española parece estar bastante lejos de entrar en casi tres años seguidos de destrucción de empleo como sucedió entonces.

El mercado de trabajo resiste bastante mejor que en aquellos difíciles años, con un crecimiento que en 2002 se situará entre el 1,3% y el 1,4%, lo que supone unos 200.000 nuevos empleos. Conseguir un crecimiento económico en torno al 2%, cuando la economía europea lleva un año prácticamente parada, tampoco está nada mal. Y, si todo esto es así, ¿por qué tanta inquietud?

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Los analistas han visto un poco forzadas las últimas previsiones del Banco de España
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Cuando el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, presentó los Presupuestos de 2003, con un crecimiento del 3% para ese año y un 2,2% para 2002, la incredulidad fue total: desde los servicios de estudios privados, pasando por la CEOE y otras organizaciones empresariales y terminando por la oposición. Pero fue el gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, el que, en una intervención en el Congreso el pasado 8 de octubre, sacó a Montoro del ensueño.

Con dificultades, la economía española alcanzará el 2% este año, y no superará el 2,5% el próximo, dijo el gobernador. Caruana no sólo le puso al equipo económico los pies en la tierra en cuanto a las previsiones, sino que encendió una mecha explosiva, la de los precios de la vivienda. La oposición socialista, muy al quite en estas fechas, hizo estallar la polémica.

¿Tanta importancia tienen unas décimas de crecimiento? En términos económicos, no. Pero sí cuando se trata de fracasar otra vez en las previsiones, o cuando se rebasan barreras psicológicas, como el 2% en este caso, en momentos delicados. Y también cuando a alguien como el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, le pueden decir que la economía crece ahora menos que cuando él se hizo cargo de la nave, en la primavera de 1996.

El gobernador y su flamante servicio de estudios se encuentran, un mes después de la intervención de Caruana en el Congreso, en el centro de una polémica a cuenta de esas décimas de crecimiento. Los analistas, que miran con lupa los informes del Banco de España, han visto un poco forzada su última previsión del 1,8% para el crecimiento del tercer trimestre de 2002, y todavía más la del 0,8% del tercer trimestre con respecto al segundo.

De confirmarse esta última cifra, supondría una aceleración de prácticamente el doble (en el segundo trimestre se creció un 0,4% con respecto al primero) que está poco sustentada con los datos disponibles para ese periodo, según algunos analistas. Se saldrá de dudas en unos días, cuando el próximo 27 de noviembre el Instituto Nacional de Estadística (INE) publique las cifras definitivas, que se aceptan como oficiales.

El Banco de España suele acertar en sus estimaciones, aunque es el INE el que tiene la última palabra. Estadística dispone, además, de datos más recientes cuando da el cálculo. En esta ocasión, por ejemplo, mañana el INE dará a conocer los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), que es una información esencial para elaborar la cifra de crecimiento. No obstante, la contabilidad, pese a su nombre, no es una ciencia exacta, y siempre hay un margen para la interpretación o el error, como se quiera llamar.

Tanto es así, que el INE en algunas ocasiones revisa las cifras de crecimiento a toro pasado -a veces Economía no ha hecho aún públicos los datos de comercio exterior cuando se cierran las cuentas-, lo que normalmente pasa inadvertido. Como el ambiente está tan caldeado, será muy importante ahora saber si hay algún retoque sobre el año pasado.

Las estadísticas miden una evolución, para lo que es esencial el punto de partida. El tercer trimestre del año pasado la economía creció un 1% en relación al segundo, y en el cuarto, un 0,03% respecto del tercero. Esto quiere decir que la aceleración en el tercer trimestre de este año tiene que ser más fuerte que la del cuarto para conseguir el gran empeño oficial, es decir, que la economía no crezca por debajo del 2% como media.

¿Qué ocurrirá si las cifras del pasado año se revisan de forma que la evolución no tenga que ser tan brusca? Los analistas están muy atentos a este extremo. De mantenerse todo como está, la estimación del Banco de España es que en el cuarto trimestre de este año bastaría con que la economía creciera un 0,4% respecto del tercero para conseguir ese 2% anual.

En medio de esta polémica parece olvidarse lo más importante, es decir, si la economía realmente ha tocado fondo en el tercer o cuarto trimestre del año y si a partir de ahí levantará el vuelo. El Ministerio de Economía se apunta, naturalmente, a esta tesis, tantas veces repetida desde casi el inicio de la crisis. Los últimos datos señalan que ha mejorado, por ejemplo, la producción industrial (aumento del 1,3% en septiembre después de casi un año seguido en negativo).

También las ventas de coches han evolucionado de forma positiva (aumento del 0,3% en octubre después de varios meses de caídas). Lo mismo sucede con el consumo de energía eléctrica (aumento del 2,8% en septiembre tras dos meses con aumentos algo superiores al 1% en datos corregidos de calendario y temperatura), o el consumo de cemento, en lo que respecta a la construcción, que en septiembre aumentó un 7,9%, cuando en agosto cayó un 0,9%.

La evolución de la Bolsa sigue como una de las principales amenazas (las pérdidas del año superan el 20%), aunque los últimos días parecen orientarse hacia una mejora, por ahora endeble. Tampoco la inversión en bienes de equipo, con cinco trimestres seguidos de caídas, augura nada bueno. Los empresarios aún no ven claro el futuro y tienen paralizados sus planes de inversión. Pero si el Banco Central Europeo (BCE) se decide finalmente a recortar los tipos de interés y con la rebaja del IRPF en ciernes, la economía española podría empezar a despegar en los inicios de 2003. Los analistas y el Ministerio de Economía coinciden en que será así. Pero mientras Economía pone en el 3% la velocidad de crucero, el resto, incluido el Banco de España, cree que la remontada será más suave y lenta.

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