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Los escándalos y los errores de gestión provocan el relevo en la SEC

La dimisión de Pitt abre el camino a más cambios en el equipo de Bush

Harvey Pitt, el presidente de la Comisión del Mercado de Valores (SEC) de Estados Unidos, ha presentado su dimisión a George Bush tras 15 tumultuosos meses en los que se había convertido en una creciente carga para la Casa Blanca. El Gabinete republicano aceptó con satisfacción el cese de Harvey Pitt y nombrará en un próximo futuro a su sucesor, ocasión que Bush podría aprovechar para retocar el equipo económico.

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Los continuos y espectaculares errores de juicio de Pitt coincidieron con la crisis de confianza en los mercados suscitada por los escándalos financieros y debilitaban a una SEC que debía poner orden en el caos. Pitt va a seguir interinamente al frente de la SEC mientras la Casa Blanca le busca sucesor, para lo que ayer se barajaban en Wall Street media docena de nombres. Su relevo brinda la oportunidad a Bush de retocar al equipo económico. Se da por hecho la salida de Lawrence Lindsay, el consejero económico del presidente, y se especula sobre la continuidad del secretario del Tesoro, Paul O'Neill.

Pitt tenía una singular capacidad para sacudir el avispero político, pero a la hora de marcharse mostró la agudeza que le ha faltado en 15 meses. Presentó su dimisión en la tarde electoral y trascendió cuando el país estaba pendiente de las urnas. La victoria republicana incluso la ha convertido en un asunto muy marginal.

'Desgraciadamente, las turbulencias que rodean mi presidencia y la agencia hacen muy difícil a los comisionados y al dedicado personal de la SEC cumplir con sus cruciales responsabilidades', escribió Pitt al presidente Bush. 'En vez de ser una carga para usted o la agencia, creo que lo mejor para todos es que salga ahora'. La Casa Blanca le tomó la palabra en el acto.

'No le pedimos que lo dejara', señaló una fuente, pero su salida constituye un alivio para Bush, cuya insistencia en las necesarias reformas era constantemente socavada por las actuaciones de Pitt. La gota que colmó el vaso fue el nombramiento de William Webster, antiguo director de la CIA y del FBI, para dirigir el organismo de nueva creación que debe fiscalizar a los auditores. Webster fue patrocinado por la Casa Blanca, a la que Pitt ocultó que el candidato le había advertido que encabezó el comité de auditoría de una empresa demandada por presunto fraude. Pitt ocultó también esa información a los propios rectores de la SEC, dos de los cuales ya recelaban de la capacidad de Webster para controlar a los auditores.

El dimisionario, de 57 años, llegó al cargo tras una brillante carrera como abogado en la que, significativamente, defendió los intereses de las grandes auditoras frente a los intentos de control de la SEC. Al poco estalló el escándalo de Enron y Andersen, lo que reactivó las dudas sobre su idoneidad para presidir la SEC en vista de sus vínculos con sus antiguos clientes. Durante el turbulento proceso de reforma de este año, Pitt mantuvo cuestionados contactos con viejos clientes que eran investigados por la SEC, dando alas a quienes consideran que sus intenciones reformistas eran más que cuestionables.

Harvey Pitt, ya ex presidente de la SEC de Estados Unidos.
Harvey Pitt, ya ex presidente de la SEC de Estados Unidos.EPA

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