Dimite el jefe contable de la SEC tres días después de que lo hiciera su presidente
Ambos están relacionados con la selección del ex director de la CIA para un cargo en el organismo
La Comisión del Mercado de Valores (SEC) de Estados Unidos ha recibido la segunda renuncia de uno de sus directivos esta semana. Ayer dimitió de su cargo el jefe contable, Robert Herdman, tres días después de que lo hiciera el presidente del organismo, Harvey Pitt. Ambos lo hacen por su decisión de seleccionar para un puesto dentro de la SEC a un ex director de la CIA.
La renuncia de Herdman ocurre cuando continúa la investigación sobre el papel que tuvo en la selección del ex director del Servicio Central de Información (CIA) y de la Agencia Federal de Investigación (FBI) William Webster, como director del área de supervisión contable. Herdman y Pitt fueron los creadores del panel de supervisión contable, por orden del Congreso, en el marco de una ley promulgada tras una ola de escándalos financieros y contables que se inició con la quiebra de la comercializadora de energía Enron, a finales del año pasado.
La dimisión de Herdman ha sorprendido a los expertos, ya que se esperaba que abandonara el cargo después de que lo hiciera Pitt, quien había sido designado por el presidente estadounidense, George W. Bush.
Ocultación de información
La dimisión de Pitt el martes pasado fue desencadenada por la designación de Webster como presidente del Directorio de Supervisión Contable de Empresas públicas el 25 de octubre. Después de la votación, se reveló que Pitt no había informado a los comisarios de la SEC y a la Casa Blanca de que Webster había trabajado para U.S. Technologies, una empresa acusada de fraude.
La designación de Herdman por parte de Pitt había causado controversias hace un año, cuando se reveló que este último había sido ejecutivo de Ernest & Young, empresa de auditorías acusada de violar normas que exigen independencia a los contadores que realizan auditorías.
Pitt fue elegido presidente de la SEC en septiembre de 2001 y pocos meses después estalló el escándalo Enron, el primero de una oleada que mostró las manipulaciones de cuentas y tergiversaciones de auditorías en algunas de las mayores firmas de Estados Unidos.
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