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Entrevista:MOHAMED DAHLAN | Consejero de Seguridad de Arafat (dimitido)

'Las elecciones en Palestina sólo se celebrarán si termina la ocupación'

A sus 42 años, Mohamed Dahlan se perfila como el más firme candidato a suceder a Yasir Arafat en la presidencia de la Autoridad Palestina. Muchos analistas consideran que su reciente dimisión como consejero de Seguridad Nacional es una retirada estratégica para ahorrarse engorros que comprometan su futuro político.

El Gobierno de Ariel Sharon señaló a Estados Unidos su preferencia por la candidatura de este hombre, que aprendió la lengua hebrea durante los 12 años que pasó en las cárceles israelíes y que, sin perder su ascendiente sobre Al Fatah (el grupo palestino mayoritario), ha establecido buenos contactos con la Administración estadounidense desde su trabajo en la seguridad palestina.

Dahlan considera poco probable la celebración en enero de las elecciones palestinas, en las que, si se le insiste mucho, admite con un gesto que podría presentarse.

Pregunta. Quince de los 19 ministros del nuevo Gobierno formado por Arafat ya estaban en el anterior. ¿Puede llamarse un Ejecutivo nuevo?

Respuesta. No creo que este Gobierno signifique una reforma seria, pero es un nuevo paso para que el Consejo Nacional Palestino observe y controle mejor la situación. Es un paso en las reformas.

P. ¿Y cuál será el siguiente paso? ¿Cree que las elecciones anunciadas para el 20 de enero podrán llevarse a cabo?

R. Sin duda, aunque habría que preguntar a los estadounidenses e israelíes si van a facilitarlas. Creo que las elecciones son el único camino para renovar realmente nuestro Gobierno, para renovar el sistema de seguridad y de justicia, si es que los israelíes nos permiten que las celebremos, porque existen grandes dudas de que Sharon lo vaya a consentir. Por eso estamos pidiendo ayuda a la Unión Europea y a los norteamericanos para que presionen al Gobierno israelí para que retiren sus fuerzas de nuestros territorios. Las elecciones sólo se celebrarán con la condición de que la ocupación haya terminado. No se puede votar entre carros de combate.

P. Con la composición del futuro Gobierno de Sharon, no parece probable que esa condición pueda cumplirse.

R. No; pero tampoco creo que este Gobierno vaya a durar para siempre. Es muy importante el hecho de que los laboristas hayan dejado el Gabinete; así no se seguirán encubriendo los crímenes de Sharon contra los palestinos gracias al buen nombre que Peres tiene ante los europeos.

P. ¿Qué sintió usted al ser señalado por el Gobierno de Ariel Sharon como uno de los palestinos que querrían ver como sucesor de Arafat?

R. Recuerde que este Gobierno israelí ha tratado también de matarme dos veces; una de ellas, en un puesto de control disparando contra mi coche 120 balas que hirieron a cuatro de mis guardaespaldas. Sharon no mira a los palestinos como interlocutores, lo único que quiere es desembarazarse de Arafat y para ello usa los nombres de algunos palestinos, con lo que al mismo tiempo nos mata políticamente.

P. De todos modos, ¿considera que está en la carrera por la presidencia?

R. Mire, tenemos otras prioridades. Las primeras, librarnos de la ocupación, que termine la demolición de las casas y mejorar la economía palestina.

P. Pero la propia diplomacia europea empieza a decir abiertamente que Arafat está quemado como líder.

R. Lo que hay que hacer es celebrar las elecciones. No pueden decidir el resultado antes. Son los palestinos quienes deben decidir si eligen a Arafat, quienes deben juzgar si Arafat y su Gobierno pueden aplicar las reformas o llegar a un entendimiento con los israelíes y, si quiere mi opinión, Arafat está dispuesto a hacerlo sin duda en el futuro, pero hay que crear algunas circunstancias por ambas partes. Al mismo tiempo, están las reformas, que no se están cumpliendo al cien por cien, pero se están haciendo. Si Arafat hace algo mal, está el Consejo Nacional para señalarlo y eso es algo que nunca ha ocurrido en el mundo árabe. En Palestina, hay realmente una nueva experiencia, un nuevo tipo de democracia desconocido en la zona. El problema no es si Arafat está ahí o no. El problema es que el proceso político está detenido por la guerra. El problema es que Israel no quiere detener la ocupación. No quiere el proceso de paz.

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