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Turquía no aplica la democratización que aprobó para acercarse a la UE

Ankara limita la plena libertad de expresión y la enseñanza del kurdo

Juan Carlos Sanz

Turquía dio un gran paso adelante en agosto con la aprobación de profundas reformas democráticas para despejar su camino hacia la UE. Pero tres meses después, y en vísperas de unas elecciones legislativas cruciales, los cambios siguen sin ser aplicados. El Estado laico, fundado en 1923 por Mustafá Kemal, Atatürk, se resiste a perder el control absoluto sobre una sociedad civil a la que el viejo régimen se le ha quedado pequeño.

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Además de abolir la pena de muerte -una medida que benefició al líder de la guerrilla kurda, Abdalá Ocalan, condenado a la pena capital en 1999-, el Parlamento permitió la enseñanza del kurdo y su utilización en los medios de comunicación, que hasta entonces estaba penado por la legislación antiterrorista, y dio alas a la libertad de expresión, al despenalizar las críticas políticas a instituciones sagradas como las Fuerzas Armadas.

La letra de la ley, sin embargo, no parece haber cambiado los hábitos autoritarios en Ankara. Originario del este de Turquía, Nazif Ulgan, ha visto cómo sus hijos, nacidos en Estambul, han perdido la lengua de sus antepasados, el kurdo. Como director de una academia de inglés en la capital económica turca, quiso ser de los primeros en acogerse a la nueva legislación, aprobada en agosto, y ofrecer clases de kurdo en su centro de enseñanza. 'El Ministerio de Educación me obliga a impartir las clases en unos locales diferentes y con profesores dedicados al kurdo; es imposible por ahora, no hay suficientes alumnos', se lamenta.

El Tribunal Supremo turco está comenzando a revisar los casos de estudiantes condenados a penas de cárcel por terrorismo tras haber solicitado la enseñanza en lengua kurda. El Registro Civil de Diyarbakir se ha negado a inscribir los nombres en kurdo de recién nacidos, alegando que tienen 'grafías contradictorias', según la Asociación de Derechos Humanos de la capital del sureste. En la mejor tradición otomana, las trabas burocráticas están convirtiendo en papel mojado toda una serie de medidas democratizadoras.

La Corte de Seguridad del Estado (jurisdicción especial antiterrorista) ha procesado por 'espionaje' y 'compló contra el Estado' a seis fundaciones alemanas, entre ellas la Konrad Adenauer (una organización que contribuyó a impulsar la transición política en España), por sus actividades en Turquía: conferencias y debates.

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A pesar de la reforma en la enseñanza y los medios de comunicación, la ley electoral establece aún que las campañas políticas sólo se puede utilizar el turco. En esa misma región, en la que se concentra la mayoría de los 15 millones de kurdos de Turquía (más de una quinta parte de población), las secuelas de largos años de terrorismo y desplazamientos masivos de población se dejarán sentir pasado mañana en las urnas. La ONG Human Rights Watch denuncia que decenas de miles de campesinos expulsados de sus aldeas desde hace años no podrán votar en los lugares donde siguen censados.

No todo son malas noticias en el campo de las libertades y los derechos humanos en Turquía. Por primera vez en muchos años, un tribunal turco ha condenado a la largas penas de cárcel (más de 10 años) a los 10 agentes de policía que torturaron en 1995 a 14 adolescentes en la ciudad de Manisa (oeste del país), por supuesta militancia en un grupo izquierdista.

Seguidores del Partido Republicano del Pueblo, ayer en Ankara.
Seguidores del Partido Republicano del Pueblo, ayer en Ankara.EPA

Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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