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El precio de la vivienda determina, más que el trabajo o la familia, el lugar de residencia

Las zonas elegidas son aquéllas en que la inversión supone el 35% de los ingresos

El precio de la vivienda resulta determinante a la hora de cambiar de domicilio en Barcelona y en los municipios del área metropolitana. Esta afirmación puede parecer obvia, pero no lo es tanto si se analiza en perspectiva. En los últimos 25 años, el coste de un piso ha pasado a ser la causa principal a la hora de decidir el lugar de residencia, por delante de factores como los laborales o la proximidad familiar, que antes de 1975 eran los dos elementos que en la mayoría de las ocasiones determinaban la elección. Antes de 1975, el precio de un piso era la causa determinante del 24% de los traslados; en los últimos años, el 40% de los cambios está relacionado con el precio de la vivienda.

Si hasta mediados de la década de 1970 las causas laborales motivaban más del 20% de los traslados, a partir de 1975 cayeron al 10% o 12% debido, entre otras razones, a que la mejora de las infraestructuras acortaba la distancia entre el trabajo y el domicilio familiar haciendo innecesaria la mudanza para acercarse al lugar de trabajo. Estos datos figuran en el estudio sobre El precio de la vivienda y segregación social del espacio en el ámbito metropolitano de Barcelona, ralizado por la economista CarmeTrilla por encargo del Patronato Municipal de la Vivienda de Barcelona.

Para entender el intenso flujo migratorio que ha registrado el área metropolitana en el último cuarto de siglo hay que tener en cuenta el tremendo encarecimiento de la vivienda nueva,de manera especial en Barcelona, pero también en algunas localidades situadas en su área metropolitana. No se trata de que las preferencias de los ciudadanos hayan cambiado radicalmente respecto a las de generaciones anteriores, toda vez que distintas encuestas ponen de relieve gustos muy similares, con una clara preferencia por permanecer lo más cerca posible del domicilio familiar o del primer hogar.

Según un estudio de 2001 promovido por la Secretaría de la Juventud entre los jóvenes catalanes, el 65% de los encuestados deseaban quedarse a vivir en la misma zona. En otro estudio de la Dirección de Arquitectura y Vivienda, éste de 1993, el porcentaje de personas de distintas edades que se inclinaban por quedarse en la misma zona alcanzaba el 84%. Pero muchos ya no pueden conseguirlo.

El precio de los pisos actúa como elemento claramente segregador, de manera que el lugar elegido mayoritariamente guarda ahora una estrecha relación con las zonas metropolitanas en las que el esfuerzo de la economía familiar para acceder a una vivienda se sitúa entre el 30% y el 35% de los ingresos familiares, el porcentaje que los expertos consideran razonable destinar a la compra de una vivienda. En Barcelona ciudad el esfuerzo necesario supera con creces esos porcentajes: a partir de la década de 1990, la compra de un piso se lleva más del 60% de la renta familiar y únicamente los distritos de Nou Barris, Sant Martí y Gràcia mantienen porcentajes algo inferiores.

Entre los municipios que atraen a nuevos residentes por el precio de los pisos figuran Martorell, Terrassa, Rubí, Castelldefels, Mollet del Vallès, Granollers, Viladecans, Cerdanyola y una veintena más de localidades. En los últimos lugares de de las preferencias en función del precio figuran los distritos barceloneses de Sarrià-Sant Gervasi, Horta-Guinardó, Sant Just Desvern y Sant Cugat del Vallès. En estos lugares los precios de las fincas 'expulsan a mayor número de habitantes' al situarse ampliamente por encima de las posibilidades de una pareja con ingresos medios en la que trabajen los dos.

Eugeni Forradellas, concejal de Vivienda de Barcelona por ICV, manifestó ayer que el estudio 'demuestra que cada vez sectores sociales más amplios encuentran mayores dificultades para acceder a una vivienda'. Tanto Forradellas como Trilla constatan la falta de ayudas para acceder a una vivienda.

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