Lula arrasa en las elecciones presidenciales de Brasil
Miles de personas celebran en las calles la victoria del candidato del Partido de los Trabajadores
Con este resultado, anticipado desde hace días por todas las encuestas, Lula da Silva se convierte en el presidente más votado de la historia, por delante de Fernando Henrique Cardoso, que en 1998 fue elegido con el 53% (casi 34 millones de votos).
Los votantes también acudieron a las urnas en 14 Estados para elegir a los respectivos gobernadores. Miles de seguidores del triunfador ocuparon las calles de las principales ciudades de Brasil para festejar lo que puede calificarse de jornada histórica. En la avenida Paulista de la primera ciudad del país, el PT ultimaba los preparativos para una fiesta mastodóntica a la que tenía previsto asistir hacia medianoche el presidente electo.
Una nueva página se abre en la historia de un país, que combina niveles de desarrollo en ciertos sectores propios de una potencia, con índices de pobreza y desigualdad equiparables a países africanos. Ya en la primera vuelta de hace tres semanas los electores barrieron a algunos de los caudillos más destacados de la oligarquía que han estado en el poder desde la dictadura, en un ejemplo más de los vientos de cambio que soplan en Brasil.
Ahora llega a la Presidencia de la República un ciudadano de origen humilde nacido en el Brasil profundo y hostil, el sertao, tan olvidado como despreciado por las élites que han gobernado desde la independencia. Lula da Silva es el primer presidente que se define de izquierda desde que en 1970 Salvador Allende ganó las elecciones chilenas como candidato de la Unidad Popular. El mismo que tres años después perdió la vida en el palacio presidencial en un golpe militar sangriento.
De la fábrica al palacio
América Latina y el mundo han cambiado mucho y tanto Lula da Silva como el partido que encabeza han evolucionado en los últimos 22 años y en la larga travesía que le ha conducido desde la fábrica hasta el palacio de Planalto, la sede presidencial en Brasilia. En su cuarto intento, el candidato del PT ha ampliado la base política y social que le apoya, y que abarca desde comunistas y socialistas al Partido Liberal.
El contrapunto a la euforia de la victoria de Lula da Silva lo dio el revés electoral para el PT en dos de los Estados más importantes de Brasil. Los sondeos a pie de urna señalan que los gobiernos de São Paulo y Río Grande do Sul irán a manos de partidos adversarios. El caso de Río Grande do Sul tiene especial relevancia, pues se trata del Estado más emblemático que gobernaba el PT. En la primera vuelta del pasado 6 de octubre, el partido de Lula da Silva también perdió el Estado de Río de Janeiro.
El próximo presidente inició la jornada con la celebración de su cumpleaños junto a su familia. Poco después de las diez de la mañana, acudió junto a su esposa a votar en un colegio electoral de São Bernardo do Campo, en el cinturón industrial de São Paulo.
Vestido con una camisa blanca y pantalón crema llegó al colegio electoral después de abrirse paso entre un enjambre de fotógrafos y partidarios. Le acompañaba la alcaldesa de São Paulo, Marta Suplicy. Por la tarde se trasladó en helicóptero a un hotel de São Paulo, donde el Partido de los Trabajadores instaló su cuartel general. Allí siguió el recuento de votos acompañado de sus colaboradores. Para la mañana de hoy está previsto que el presidente electo haga una declaración pública.
La votación se desarrolló en un clima de tranquilidad, con pocos incidentes y escasos fallos en las urnas electrónicas que trajeron de cabeza a las autoridades electorales en la primera vuelta. Hubo pocas colas en los locales de votación donde estaban convocados más de 115 millones de electores en un país donde el voto es obligatorio.
Todo está preparado para el proceso de transición hasta la investidura del nuevo presidente, prevista el próximo 1 de enero. Lula da Silva viajará mañana a Brasilia, donde será recibido por el presidente Fernando Henrique Cardoso, quien ha ofrecido toda su colaboración para garantizar un tránsito modélico de un Gobierno a otro. En Brasilia está preparada la sede donde trabajarán los próximos dos meses los equipos de Cardoso y de Lula da Silva.
La expectativa se centra ahora en los nombres que constituirán el futuro Gabinete y en los principales cargos económicos. El nerviosismo de los mercados de los últimos meses ha acompañado toda la campaña electoral, con una escalada del dólar y constantes vaivenes en la Bolsa. Finalmente se han impuesto los llamamientos a la calma y a la tranquilidad dirigidos especialmente a los inversores.
El último mensaje lo dirigió la víspera de la jornada electoral el presidente del Banco Central, Arminio Fraga, que dibujó un cuadro optimista sobre el devenir de Brasil. 'Hace mucho tiempo que el país no está tan preparado para retomar una trayectoria de crecimiento. La situación de la economía brasileña es mucho mejor de lo que parece. Si en el clima actual de turbulencia la economía crece un 1,5%, en ambiente normal, una vez superada la crisis de confianza el país crecerá mucho más', dijo Fraga, cuya permanencia en el cargo es una de las grandes incógnitas. De momento Lula da Silva ha evitado dar la respuesta.
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