Descubrir el mundo a los 78 años

Agustín Gómez tiene tres nietos. Le habían dicho que eran guapos, pero él nunca los había visto. Y nunca los vería, pensaba, porque hace 26 años un accidente de tráfico le dejó ciego. Se equivocaba. El equipo de oftalmología del hospital comarcal de Vélez Málaga le ha devuelto la vista. Una operación de cataratas le ha permitido recuperar su ojo izquierdo. 'En cuanto me den el alta, me opero el derecho', dice este hombre de 78 años que descubre otro mundo a la vejez.

Desahuciado por oftamólogos públicos, privados y hasta por curanderos, la intervención ha devuelto la alegría a toda la familia. 'Nunca me hubiera figurado que tenía unos nietos tan preciosos', comenta emocionado. Dice que, cuando le quitaron el parche, lo primero que vio fueron las manos del cirujano. Y después, a su hijo Antonio, que se echó a llorar cuando le preguntó si la furgoneta 'blanca' en la que había ido a recogerlo era suya. 'La intervención le ha dado la vida a él y a nosotros', dice su hija Conchi. Cuando Antonio perdió la vista ella era una niña. Su padre la mira incrédulo y dice: 'Es una mujer...' No sólo los hijos han cambiado. También el mundo. A Antonio le sorprende la televisión en color.

En sus años mozos, el hombre trabajó en una empresa eléctrica, en el campo y en obras. Hasta que aquel maldito accidente lo condenó a la ceguera y a vivir con 252 euros de pensión. Su casa es modesta, pero tiene las puertas abiertas de par en par.

'Fui al hospital porque necesitaba un expediente para tramitar la minusvalía de mi padre', dice su hijo. 'Entonces los médicos me dijeron entonces que había una pequeña posibilidad de que su caso fuera operable. No teníamos muchas ilusiones, pero no había nada que perder', confiesa. Los hechos demuestran que, en cambio, tenía mucho que ganar.

Un milagro con explicación

El equipo que ha operado a Agustín no quiere crear falsas expectativas y se apresura a aclarar que no se trata de una nueva técnica quirúrgica, sino de un caso especial.

Cuando Gómez tuvo aquel accidente, sufrió una hemorragia en ambos ojos por el traumatismo craneoencefálico. Dado que hace 26 años los medios para el diagnóstico eran precarios y que la hemorragia impedía la exploración, los médicos creyeron que le había afectado a los nervios ópticos. Después, la hemorragia se reabsorbió, pero como desarrolló cataratas, no pudo recuperar la vista.

El hospital comarcal de la Axarquía informó ayer de que Agustín llegó por primera vez a ese centro en 1999, con diagnóstico de ceguera absoluta. La exploración que se le practicó entonces confirmó que no tenía las retinas desprendidas, que aparentemente los nervios ópticos estaban bien y que tenía cataratas 'negras y extremadamente duras'. El equipo de oftalmología le propuso una operación de cataratas sin garantizarle resultados. El paciente 'había sido diagnosticado de sección de ambos nervios ópticos en diversos centros y tenía asumida su pérdida de función visual, de modo que no aceptó en aquella ocasión la oferta', relatan.

En julio volvieron a proponerle la intervención. Agustín aceptó incluirse en la lista de espera. Dos meses más tarde, se le practicó una operación de cataratas y un 'implante de lente intraocular' en el ojo derecho. Los resultados ya han dado la vuelta a España y el equipo de oftalmología no da abasto con las consultas desde toda España sobre la posibilidad de operar otros casos de ceguera.