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La economía alemana se estancará este año con un crecimiento de sólo el 0,4%

Los institutos económicos del país apoyan una mayor flexibilización del Pacto de Estabilidad

Javier Moreno

La economía ya ha tocado fondo. Pero de ahí no se moverá en los próximos meses. Ése es el negro diagnóstico que ayer presentaron los principales institutos de investigación económica en Alemania, en su edición de otoño. Se trata de una pésima bienvenida para el nuevo Gobierno de Gerhard Schröder, que ayer juró su cargo. Los sabios consideran que Alemania crecerá este año sólo un 0,4%, cuando en primavera aún contaban con un 0,9%, lo que, entre otros efectos no deseados, le llevará a superar el límite europeo del 3% del déficit, aunque sea por poco (3,2%).

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Los sabios, sin embargo, son partidarios de una mayor flexibilización del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que persigue la consecución del equilibrio presupuestario en los países de la zona euro, y cuatro de los seis institutos alemanes (el HWWA, IFO, IFW y RWI) respaldan la propuesta de la Comisión Europea de aplazar ese objetivo del año fijado inicialmente (2004) hasta 2006.

Para el año que viene, las perspectivas de la primera potencia económica europea también son peores que hace unos meses. Los institutos estiman que el país crecerá sólo un 1,4%, en lugar del potente 2,4% con el que contaban todavía en su informe anterior, lo que hubiese supuesto, definitivamente, el final de la crisis. Ahora, afirman, habrá que seguir esperando.

Normalmente, los pronósticos de los institutos económicos para Alemania marcan la tendencia coyuntural en toda Europa. Pero en esta edición se apartan ligeramente, para peor, porque consideran que el paquete de medidas económicas que planea el nuevo Gobierno tendrá un impacto negativo en el crecimiento de Alemania. 'Los acuerdos de la coalición de Gobierno para elevar los impuestos y las cargas sociales', afirma el documento presentado ayer, 'son lo contrario de lo que exige una política orientada al crecimiento'.

El resultado será, sostienen los sabios, que Alemania crecerá el año que viene menos de lo que podría hacerlo. Un efecto que, obviamente, se contagiará en mayor o menor grado al resto de la Unión Europea. 'Si se tienen en cuenta todas las medidas que se barajan', dijo en conferencia de prensa Joaquim Scheide, del Instituto para la Economía Mundial (IFW), uno de los responsables de las previsiones, 'podríamos estar hablando de medio punto menos para el PIB el año que viene'.

El negocio de las previsiones económicas es complicado, y ni siquiera todos los que ayer presentaron sus datos están de acuerdo en el resultado final. El más pesimista de ellos, el Instituto Alemán para la Investigación Económica (DIW), quiso dejar clara su posición, más negativa todavía que los demás, y afirmó que la economía no crecerá ni siquiera un 1% el año que viene.

Todo dependerá de las exportaciones. Esto es, de cómo evolucione la coyuntura mundial, especialmente en Estados Unidos. Gustav-Adolf Horn, el experto en coyuntura del DIW, advirtió del peligro de deflación en Alemania, si las cosas van mal. 'En ese caso', dijo Horn, 'no excluyo que iniciemos una senda a la japonesa'.

Vista la letra pequeña del informe, quizás no le falte razón. El dato sobre las inversiones de las empresas, una cifra fundamental para tomar el pulso al sector y para hacerse una idea de cómo evolucionará el empleo y la producción a medio plazo, es nefasto. Este año caerá un 5,6%, y aunque se prevé que en 2003 suba un 4,1%, no recuperará todo lo cedido en este ejercicio. En consecuencia, el empleo, una de las principales prioridades de Schröder, tiene todas las papeletas para seguir aumentando, hasta los 4,1 millones de personas el año que viene. Ahora mismo está justo por debajo de los cuatro millones.

Críticas al Gobierno

La presentación fue especialmente polémica. No es que los sabios no suelan criticar las políticas económicas de turno. Pero rara vez coinciden en descalificar todas las propuestas del nuevo Gabinete sin contemplaciones, como sucedió ayer. Las subidas de impuestos planeadas frenan el crecimiento. Y los planes para reformar y flexibilizar el mercado de trabajo, uno de los proyectos estrella del canciller alemán, no sirven para nada, según afirmaron.

'Las propuestas de la comisión Hartz , incluso si se aplican en su totalidad, no podrán cumplir las elevadas expectativas de una rápida mejora del desempleo', afirma el documento.

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