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Reportaje:

Los últimos de Tabacalera

A dos meses de su cierre, los empleados donostiarras deben buscar trabajo o irse a Logroño

'Nos hemos quedado cantidad de gente colgada. Nos han hecho la puñeta. Si fuera que la empresa va mal... Pero tiene miles de millones de beneficios. Ha sido todo por intereses económicos y políticos'. Las quejas son de José Javier, una de las 217 personas que trabajaban en la fábrica de Tabacalera de San Sebastián en el verano de 1999, cuando la tabaquera anunció que la actividad de esta planta donostiarra cesaría el 31 de diciembre de 2002. Ese día quedarán atrás el desfile de cigarrillos y el olor a tabaco que impregna el barrio de Egia en los días de viento sur desde 1913.

¿Los motivos aducidos para el cierre? La empresa quiere mejorar la productividad. La producción donostiarra la absorberá la planta de Alicante y parte del personal, la de Logroño.

En la fábrica de San Sebastián sólo quedan ya unos 90 operarios, entre ellos José Javier. El resto se reparte en las listas de jubilados, prejubilados y unos 70 empleados que han aceptado la oferta de trasladarse a Logroño.

¿Qué pasará a fin de año con los 90 que aún permanecen en San Sebastián? Los que cumplan en este tiempo 55 años se prejubilarán. Los restantes, más o menos a partes iguales, se irán a Logroño o, como José Javier, se despedirán de Altadis, la firma resultante tras la fusión de Tabacalera y la compañía francesa Seita, con bajas incentivadas, que, como media, oscilan entre los 90.000 y los 120.000 euros.

La decisión no ha sido fácil para José Javier. Tiene 48 años y lleva un cuarto de siglo en Tabacalera, los últimos 15 en control de calidad. Casado y con un hijo de 22 y una hija de 15, reconoce que no es 'ni joven ni mayor' ni posee una gran preparación, un panorama que no facilitará el encontrar un nuevo empleo. Pero su familia y él están 'hechos' a San Sebastián y 'empezar todo de nuevo...'. 'Irnos todos no es plan e irme solo, tampoco', subraya José Javier, quien, con la indemnización, tiene en mente intentar lograr una licencia para conducir un taxi, aunque 'ahora el asunto está un poco parado'.

La empresa y el Ayuntamiento donostiarra se han comprometido a ayudar a los futuros ex trabajadores a reincorporarse al mercado laboral. Pero este compromiso no ha dado resultados prácticos, apuntan los afectados, que creen que las instituciones vascas no se han esforzado para evitar el cierre. 'Ya sé que los únicos parados de San Sebastián no somos los de Tabacalera, pero te dicen que te van a ayudar y luego, nada', indica José Javier. Añade: 'Por el edificio sí que van a luchar'.

La titularidad definitiva del inmueble, ahora compartida por el Ayuntamiento y Tabacalera, está por determinar. Las instituciones vascas quieren que acoja el Centro Internacional de Cultura Contemporánea.

A sus 49 años, María se enfrenta cada día, desde el día 11, al 'trauma' de trasladarse a Logroño sin su familia, después de tres décadas en la planta donostiarra. Casada y con dos hijos, comparte piso allí con una compañera. El fin de semana vuelve a su casa de San Sebastián. ¿Por qué aceptó el traslado? 'Soy de las que pienso que el dinero de la indemnización se gasta. Tengo una hija estudiando en Salamanca y... Además, siempre he trabajado y no me veo todo el día en casa', explica.

Esteban Martiarena (71 años, casi diez jubilado de Tabacalera) recuerda con agrado las 45 primaveras que pasó en la fábrica donostiarra. El cierre le da 'mucha pena'. Detalla que entró a trabajar el 18 de noviembre de 1948. Eran los tiempos en los que la planta tenía más de 1.000 empleados; dos tercios, mujeres, relata el ya jubilado que llegó como aprendiz de mecánico y terminó como encargado de planta.

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