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Reportaje:

Los misterios del 'Ciudadano Escobar'

El cineasta colombiano Sergio Cabrera ultima un documental sobre la figura del narcotraficante

Elsa Fernández-Santos

Pablo Escobar murió abatido por los disparos de la policía el 2 de diciembre de 1993. Tenía 44 años y, acompañado por su guardaespaldas, El Limón -que también falleció en la redada-, huía por los tejados del barrio América de Medellín.

Al parecer, fue una llamada a su hijo Juan Pablo (entonces de 15 años) la que sirvió a la policía para localizarle. Hoy, un guía turístico de la ciudad señala el lugar dentro de un minibús. El recorrido incluye, además, una panorámica de algunas de las oficinas de Escobar, el barrio donde se crió o el lugar donde, subido en una moto Lambretta con su primo, mató siendo casi un adolescente a su primera víctima. 'Aquí vienen muchos a los que no les interesan ni las iglesias ni los comercios. Muchos que sólo quieren una cosa: un tour Escobar. Yo los llamo los pablólogos', dice histriónico el guía.

'No tenía demasiadas manías, era muy austero comparado con los otros narcos'
'El documental será un recorrido por Escobar a través de distintas voces, incluida la suya'
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Esta escena forma parte de las 180 horas que -tras un año de rodaje y 10 de lenta documentación- el director colombiano Sergio Cabrera (Medellín, 1950) ha grabado con los testimonios de 80 personas relacionadas con el que fuera jefe del cartel de Medellín. Amigos, enemigos, familiares, políticos, policías y sicarios hablan (algunos ocultos en la sombra, otros a plena luz) del que fuera el gran capo de la cocaína, uno de los narcotraficantes más sanguinarios y crueles de la historia. Un hombre que logró poner en jaque a un país entero. De esas 180 horas, Cabrera ha montado ya siete que quedarán finalmente reducidas a dos.

El estreno de Ciudadano Escobar está previsto en salas comerciales para el próximo mes de febrero. Producida por Plural Entertainment y el propio Cabrera, el filme pretende crear un mosaico de opiniones -'y emociones', apunta el cineasta- sobre la figura del mafioso, que logró labrarse, cara a un pueblo desesperado por la injusticia y la miseria diaria, la imagen del ladrón de ladrones que mata para devolver al pueblo lo suyo. Construyó viviendas, proporcionó puestos de trabajo, financió equipos de fútbol y llegó a repartir -en uno de sus más logrados gestos populistas- camiones de comida en las barriadas más deprimidas de Medellín. Las flores no faltan nunca en la tumba del asesino. Ni la gente que ante una cámara esté dispuesta a defenderle obviando sus crímenes.

'Esta película no pretende ser ni una biografía ni una investigación sobre la vida de Escobar, que sigue rodeada de muchos secretos. Para eso existen bastantes libros, algunos muy buenos e interesantes', afirma el director de La estrategia de caracol y Golpe de estadio. 'Ciudadano Escobar será un recorrido por Escobar, lo que significó y lo que significa a través de distintas voces, incluida la suya propia. Es muy difícil explicar la resonancia que Escobar tuvo, y sigue teniendo, en Colombia. Su misterio, y lo que esconde ese misterio, sigue sin resolverse', afirma Cabrera. Entre el material inédito al que el cineasta ha tenido acceso - además de imágenes de archivo de la mujer y de los dos hijos del narcotraficante el día después de su muerte- destacan una serie de cintas de seis horas de duración en las que se pueden escuchar estremecedoras conversaciones telefónicas. En una, Escobar habla con un informante sobre unas personas a las que hay que matar. También recomienda a la persona con quien habla que le diga al Mugre (uno de sus sicarios) que le preparen un escondite. En otra, Escobar cuenta que a Popeye le tocó pegar seis o siete tiros a alguien que intentó matar al hijo de un amigo. En otro momento habla con alguien próximo y le manda un mensaje al coronel Martínez de la policía (Escobar hace referencia a un soborno que al parecer aceptó este coronel de un millón y medio de dólares). Escobar dice que si no le sueltan manda matar a su madre y a todo el mundo. Alterado, añade: 'El que ríe último, ríe mejor'.

Cabrera asegura que muchas de las personas cercanas a Escobar viven hoy ocultas, 'y con mucho miedo'. No es fácil colocar una cámara ante ellos. Su mujer y sus dos hijos (de 25 y 18 años) viven con una falsa identidad fuera de Colombia. Según algunas informaciones, en Argentina. Cabrera afirma que hasta que la película (cuyo rodaje se ha visto amenazado en varias ocasiones) no esté terminada no quiere hablar de todos sus contenidos. 'Una de las ideas por las que quise hacer este documental es porque la historia del narcotráfico la ha contado sólo Estados Unidos. Quería contestar de alguna manera esa mirada, a lo Hollywood, que se salta las pequeñas verdades que definen el fondo de un personaje así'.

'Han pasado casi diez años desde su muerte', continúa el director, ' pero las heridas y las cicatrices siguen siendo muy profundas. Hay demasiada gente que tiene mucho que temer. Al final, una película sobre Escobar es más una película sobre la imposibilidad de encontrar la verdad sobre Escobar'.

Sergio Cabrera se trasladó a España hace dos años. Una decisión que tomó tras su paso por la política. Elegido en 1998 diputado por el partido de izquierdas Colombia Siempre, las críticas que surgieron al desempolvar su pasado como guerrillero del Ejército de Liberación ('un pasado que yo nunca he ocultado y que fue manipulado al ser elegido diputado') decidió dejar la política 'institucional' y, de paso, Colombia.

Graduado en cine por la London Film School, Cabrera es hoy productor, publicista y director. Ahora trabaja casi a diario en una sala de videomontaje instalada en un sótano de un barrio de Madrid. En una pantalla se ve el perfil de un sicario. Al fondo, Medellín. 'La vida del narco', dice, 'es un viaje sin regreso. Aquí no hay salida. Aquí no existe la carta de renuncia'. Otro relata un encuentro con Escobar: 'Me llevó al lugar donde había matado por primera vez. Me dijo que algún día pondría su moto Lambretta en su casa con un cartel que pusiera: 'A ti te debo todo'.

'Las entrevistas que realizamos a los sicarios dan que pensar sobre el nivel de violencia que existe en Colombia', afirma Sergio Cabrera. 'Un grado de violencia que no puede reducirse a la influencia de un solo hombre. Escobar es el resultado de un Estado lleno de defectos. Es una figura terrible, pero también fascinante. Todos los que le conocieron coinciden en apuntar que era extremadamente inteligente y sagaz. No tenía demasiadas manías, era muy austero comparado con los otros narcos. Sólo tenía una afición: las carreras de coches. Y una excentricidad: su pasión loca por los animales exóticos. Tenía un zoo gigantesco en su casa. Quizá su única locura eran su mujer y sus hijos'.

Ciudadano Escobar es, según su director, 'un documental de testimonios'. Sin un narrador omnipresente, sino muchos. Incluirá entrevistas con gente que persiguió a Escobar y con otros que estuvieron a su lado. 'Además, he hablado con periodistas y con algunos artistas y escritores cuya obra ha girado en algún momento en torno a su figura'. Cabrera cita un cuadro de Fernando Botero sobre la muerte del narcotraficante; Noticia de un secuestro, de Gabriel García Márquez, o La virgen de los sicarios, de Fernando Vallejo ('Colombia es una enfermedad, una tierra de asesinos', afirma el autor afincado en México). 'Esta película', concluye el director, 'no está dirigida para herir a nadie, y quizá eso hiera a muchos'.

LUIS MAGÁN

Babelia

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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