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EE UU usó su sonar más potente en las maniobras en las que murieron 12 cetáceos

El destructor 'Mahan' estuvo en Fuerteventura al producirse el varamiento masivo de cetáceos

Miguel González

Un buque de la Marina de EE UU, el DDG 72 Mahan, dotado con el más potente radar antisubmarino de superficie, participó a finales de septiembre cerca de Fuerteventura en las maniobras Neotapón, durante las cuales quedaron varados 15 cetáceos -12 de ellos muertos- en las playas canarias. El Pentágono ha puesto en marcha un programa para dotar a los destructores de la clase Arleigh Burke, como el Mahan, de un sonar activo de baja frecuencia (ALFS), al que los ecologistas responsabilizan de muertes de cetáceos en todo el mundo.

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El Ministerio de Defensa sigue sin encontrar una explicación a la muerte masiva de cetáceos en Canarias (la mayoría de ellos zifios) y apunta a una conjunción de causas entre las que no excluye la posible incidencia de los ejercicios navales.

El Gobierno canario apunta directamente a las maniobras a partir de dos informes científicos que, tras excluir enfermedad o traumismo, señalan que la causa de las muertes se produjo en el mismo intervalo de tiempo y que los cetáceos sufrieron un 'shock hemorrágico' que culminó en un 'colapso cardiovascular'.

Entre los buques que operaron en las proximidades de Fuerteventura a finales de septiembre se encontraba el destructor lanzamisiles Mahan, dotado con el sistema de combate Aegis, el mismo que llevan las nuevas fragatas españolas F-100. Pero, a diferencia de éstas, el Mahan cuenta con el sonar AN/SQQ-89, el más potente de este tipo en el inventario de la Marina de EE UU.

Se trata de una combinación del sonar AN/SQS-53C, incorporado al casco del buque, y del AN/SQR-19B, que arrastra. El primero es un sonar de largo alcance, diseñado para detectar, clasificar y seguir submarinos, en modo activo (emitiendo ondas de media o alta frecuencia y analizando su eco) o pasivo; mientras que el segundo es sólo pasivo y se limita a escuchar el fondo marino, por lo que no afecta a su fauna.

Ondas de baja frecuencia

Además, el Pentágono ha puesto en marcha un programa para dotar a los destructores de la clase Arleigh Burke con el helicóptero SH-60R, que lleva un Sonar Activo de Baja Frecuencia Embarcado (ALFS) y un equipo Activo de Baja Frecuencia (LFA) para recibir, procesar y presentar los datos. El sistema LAMPS permite transmitir en tiempo real al destructor la información captada por los sensores del helicóptero.

El contrato adjudicado a Lockheed Martin, por valor de 2.500 millones de dólares, incluye la refabricación de los helicópteros SH-60B embarcados en buques como el Mahan a la nueva versión SH-60R, dotada con el sonar ALFS, capaz de rastrear cada hora hasta seis veces más millas cuadradas de mar que su antecesor. Las ondas de baja frecuencia (de 100 hercios a un kilohercio) se transmiten a largas distancias y permiten explorar el fondo marino a gran profundidad.

Sin embargo, presentan un problema, según las organizaciones ecologistas: afectan gravemente a muchos mamíferos acuáticos, que se comunican a través de ondas acústicas de este tipo. En marzo de 2000, 16 ballenas y dos delfines aparecieron varados en las islas Bahamas después de que la Marina de EE UU probase un sonar de baja frecuencia capaz de emitir sonidos de hasta 235 decibelios. Los biólogos marinos sostienen que los oídos de las ballenas resultan dañados por sonidos de 110 decibelios y sus tímpanos revientan a partir de 180. Pese a ello, la Casa Blanca ha dado luz verde a la continuación de las pruebas, apelando a razones de seguridad nacional.

Aunque el prototipo del SH-60R realizó su primer vuelo en agosto de 1999 y la refabricación comenzó al año siguiente, no se ha informado de si el Mahan ha recibido ya los nuevos helicópteros o qué equipos de sonar utilizó durante las recientes maniobras en Canarias.

El ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, que contestará hoy en el pleno del Congreso a una pregunta sobre este asunto, aseguró el pasado día 9 en el Senado, en respuesta a Coalición Canaria, que 'no ha podido probarse que haya una relación de causalidad' entre la muerte de los cetáceos y las maniobras Neotapón, organizadas por la Armada española con participación de marinas de la OTAN. No obstante, ofreció su colaboración para aclarar lo sucedido.

Informe de la OTAN

El ministro depositó en el Senado un informe de 140 páginas elaborado en febrero de 1998 por 37 expertos de la Alianza Atlántica. Aunque las conclusiones no estarán listas hasta 2005, el estudio no excluye que los sistemas de sonar puedan dañar la fauna marina.

'Es sabido que sonidos de alta intensidad o duración causan efectos fisiológicos en el sistema auditivo de mamíferos terrestres y pájaros y hay evidencias de que este tipo de sonidos pueden afectar a los oídos de los peces', dice el documento.

'El nivel total de sonido en el medio marino ha crecido significativamente en los últimos 50 años y esto causa preocupación por sus efectos en organismos acuáticos. Al mismo tiempo, como el mayor incremento es atribuible a buques, la mayor parte del sonido añadido está por debajo de los 500 hercios, por lo que las más afectadas pueden ser las especies capaces de oír sonidos de baja frecuencia. Los efectos de sonidos intensos en animales acuáticos no son bien conocidos, pues apenas han sido investigados. Pero hay evidencias de pérdida temporal o permanente de oído en delfines y pinípedos, así como en al menos un tipo de de pez', agrega el informe.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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