100 años tras el significado del arte
La editorial especializada Gustavo Gili cumple un siglo y sigue en manos de la familia que la creó
Pocas editoriales pueden presumir de cumplir 100 años y, aún menos, de hacerlo sin cambios en su estructura empresarial. Fue Gustavo Gili el que fundó en 1902 la editorial que lleva su nombre y desde entonces siempre ha habido un Gili al frente de esta empresa familiar en la que el factor cultural ha pesado tanto como el comercial. Es una editorial que no necesita presentación para los arquitectos y diseñadores, pero en su catálogo, integrado actualmente por 450 títulos, pueden encontrarse desde el Diccionario ideológico de la lengua española, de Julio Casares, a La tauromaquia, de Pepe Illo, ilustrado con grabados de Picasso realizados expresamente para esta edición. Con todo, han sido libros como el Arte de proyectar en arquitectura, de Peter Neufert, o Como nacen los objetos, de Bruno Munari, los que mejor representan su línea temática.
No siempre fue así. Cuando Gustavo Gili Roig (1868-1945) decidió fundar la editorial hace ahora un siglo, publicaba todo tipo de libros, mayoritariamente religiosos. Eso le venía de su padre, Juan Gili, que en propiedad fue el primer editor de la familia y que llegó a tener durante unos años la exclusiva de la edición de los misales en castellano. Gili Roig fue incorporando otros temas y en su catálogo tenía novelas de aventuras de Jack London, Karl May o Edgar Rice Burroughs, creador de Tarzán. También publicó las obras completas de Joan Maragall y de Narcís Oller, pero lo que empezó a marcar el futuro de la editorial fue la traducción de libros técnicos alemanes que suponían una auténtica novedad.
Después del impasse de la guerra civil, su hijo Gustavo Gili Esteva (1906-1992) tomó el mando de la empresa. Poco a poco fue abandónandose la vertiente literaria y durante este periodo adquirió mucha importancia el libro de arte ilustrado. Fue también la época de la gran expansión en Latinoamérica, en donde la editorial siempre ha tenido uno de sus principales mercados. 'En los años cincuenta teníamos sucursales en cada capital de América Latina', recuerda Mónica Gili, que desde los noventa codirige la editorial con su hermano Gabriel. 'Ahora sólo se mantiene la de México, aunque el mercado latinoamericano sigue suponiendo el 40% de nuestro volumen de ventas', aclara éste.
En 1960 se produjo una inflexión. Coincidieron la inauguración de su nueva sede, en un edificio racionalista que obtuvo un premio FAD, y la incoporación a la empresa de Gustavo Gili Torra (1935), que a finales de la década asumió la dirección. Comenzó entonces una época dorada del ensayo de arquitectura, diseño y comunicación de masas. 'La especialización en arquitectura empezó por afinidades, porque me interesaba mucho, y también porque por tamaño de la empresa necesitábamos hacernos fuertes en algo', comenta Gili Torra. 'En los últimos veinte años se han creado grandes complejos editoriales con los que no podíamos competir y, precisamente, si hemos sobrevivido ha sido porque nos hemos ido adaptando a las circunstancias'.
Durante estos años se han vivido muchas transformaciones. 'Cuando entré en 1960, éramos 100 personas y ahora contamos con 30 trabajadores', explica Gili Torra. 'La introducción del ordenador cambió el sistema de trabajo y esto exigía una reestructuración, aunque generalmente los cambios los hemos hecho poco a poco'.
En los ochenta decayó el interés por el ensayo y la editorial se orientó más hacia el libro ilustrado. En los noventa, sin embargo, 'ha renacido el interés por la lectura', comenta Mónica. La editorial está reeditando algunos de los ensayos históricos y lanzado nuevas colecciones de fotografía, ensayo y arquitectura, especialmente una revista monográfica, 2G, que tiene carácter trimestral y una tirada de 20.000 ejemplares. También mantiene, desde mediados de los ochenta, un catálogo más reducido en inglés y este mismo año ha lanzado una línea de publicaciones en portugués.
Gustavo Gili ha sobrevivido al siglo manteniendo su prestigio y sus modos. Se ha negado a dejarse engullir por grandes grupos editoriales y mantiene, sin aspavientos, una línea constante de crecimiento en el que cada vez hay más producción propia y menos traducciones y un controlado lanzamiento anual de entre 45 y 50 novedades. 'El mercado editorial en España sube muy poco desde hace años, pero mantenemos una facturación, entre Barcelona y México, de 5,4 millones de euros al año', explica Gabriel Gili, que considera fundamental el mercado latinoamericano para la estabilidad de la empresa. 'El trabajo editorial es algo muy personal', afirma su hermana Mónica. 'Es un mundo donde estás haciendo productos, pero que tienen un componente cultural muy importante. Para nosotros, fundamental. El día en que el libro sea sólo un objeto comercial dejará de interesarnos'.
Babelia
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