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ACOSO A IRAK

Gore pide a Bush que se dedique a la economía como se dedica a Irak

El ex vicepresidente teme una recesión mundial

Enric González

Al Gore no decidirá hasta diciembre si vuelve a emprender el camino de la candidatura presidencial. Mientras tanto, y a falta de cabezas visibles entre los parlamentarios demócratas, parece haber asumido en solitario el papel de leal oposición. Ayer criticó la gestión económica de George W. Bush y exigió que la Casa Blanca dedicara a la economía al menos la misma atención que presta a Irak. Gore dijo que si no se tomaban medidas con urgencia, el año próximo podría llegarse a 'una recesión mundial, o algo peor'.

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El ex vicepresidente, ex candidato a la presidencia y ganador de las elecciones de 2000 en el computo total de votos, pronunció una conferencia en la Brookings Institution, uno de los think tanks (centros de debate) más reputados de Washington, para generar un poco de debate económico ante unas elecciones increíblemente átonas. Absortos ante el fragor bélico procedente de la Casa Blanca, la mayoría de los electores parecen convencidos de que sólo acabar con la 'amenaza' de Sadam Husein es importante.

A cinco semanas de las elecciones, no hay otro debate electoral que el relacionado con Sadam Husein, lo cual favorece a los republicanos. En otra situación, el partido en el Gobierno se vería obligado a explicar por qué en sus dos primeros años de mandato Bush ha presidido el declive económico más brusco en la historia de Estados Unidos, más agudo incluso que el de 1929.

Gore proclamó algo obvio: que la economía estadounidense estaba muy mal y que el Gobierno de George W. Bush no hacía nada para sacarla del bache. Frente a la posición oficial del Gobierno, para el que, según el secretario del Tesoro, Paul O'Neill, 'los rasgos fundamentales de la economía son positivos', Gore exigió un replanteamiento profundo.

Al Gore invocó el ejemplo de Ronald Reagan, ídolo y modelo de George W. Bush, que en 1982, en el ecuador de su primer mandato, convocó a los líderes parlamentarios en la Casa Blanca, aceptó que su política económica no funcionaba y pactó cambios con la oposición demócrata. La gran víctima del replanteamiento de Reagan fue David Stockman, director de la oficina presupuestaria y fiel creyente en el 'vudú económico' (en definición del vicepresidente de la época, George Bush padre) basado en un principio pintoresco: a menos impuestos, más recaudación fiscal. Stockman fue despedido. Gore dijo ayer que convenía despedir con urgencia a 'algunos miembros del equipo económico', y toda la audiencia entendió que se refería al desacreditado Paul O'Neill.

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'¿Cómo puede ser imprescindible que el Congreso autorice la guerra en Irak antes de las elecciones [parlamentarias del 5 de noviembre], pero resulte aceptable aplazar hasta después de las elecciones el debate económico?', se preguntó. 'No pido al presidente que abandone su ideología, sólo sugiero que concilie su ideología con la realidad', siguió.

El ex vicepresidente acusó a Bush de 'tratar de crear la impresión de que los problemas económicos se deben a los ataques terroristas' y pidió medidas urgentes: 'Si seguimos ciegos ante la debilidad económica, pondremos en peligro todo lo demás: desde la victoria en la guerra contra el terrorismo hasta la igualdad de oportunidades para nuestros ciudadanos'.

Al Gore propuso que la Casa Blanca creara fondos especiales para financiar la campaña antiterrorista y la guerra contra Irak, y articulara un plan de relanzamiento económico a corto plazo basado en dos medidas urgentes: la prolongación de las prestaciones por desempleo y la aprobación de ayudas de todo tipo para las pequeñas empresas.

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