"Las inspecciones deben empezar desde cero"

'Si nos remitimos a una evidencia objetiva, no hay nada que confirme la existencia de armamento nuclear en Irak. Pero, si se les deja solos, no cabe duda de que acabarían construyendo la bomba atómica', comentó ayer a EL PAÍS un experto de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) al recordar que este organismo descubrió en 1991 un plan nuclear destinado a elaborar la bomba en poco tiempo.

Los expertos internacionales ordenaron dinamitar todas las instalaciones señaladas en el plan secreto. 'Pero ahora, después de cuatro años de ausencia de inspecciones, habría que empezar a buscar desde cero'. Para ello es indispensable la presencia de los inspectores sobre el terreno. No bastan aviones y satélites ni las investigaciones sobre el origen de los materiales, que venían de países 'como EE UU, Francia, Reino Unido o Alemania', y que ahora 'podrían proceder de la ex URSS'.

'Si los iraquíes fabrican uranio enriquecido, sera fácil de descubrir, porque se necesitan instalaciones de grandes dimensiones. Pero si compran el uranio listo de contrabando, pueden esconderlo mejor', comentó el experto. Más difícil aún es dar con fábricas de armas químicas y biológicas, que requieren menos espacio y pueden camuflarse como centros de producción para fines civiles.

En enero de 1995 los equipos de UNSCOM descubrieron un programa iraquí de armas biológicas. Los inspectores llegaban de forma inadvertida para evitar la destrucción de indicios, segun relata en el diario austriaco Der Standard, Gabriele Kraatz-Wadsack , quien participó en 26 inspecciones de UNSCOM entre 1995 y 1998.

La microbióloga menciona algunos trucos de camuflaje utilizados por los iraquíes, como el relevo de personal de la fábrica (se van los expertos de armamento biológico y llegan los expertos en vacunas médicas), el cambio del material en los recipientes o la pérdida de una llave para impedir el paso.