Marruecos necesita dar trabajo a 250.000 jóvenes cada año
El porcentaje de paro se eleva al 20% en las ciudades
¿Qué debe suceder para que los marroquíes dejen de emigrar a Europa? Que Marruecos logre un crecimiento sostenido equiparable al que consiguieron en su día los dragones asiáticos y pueda así absorber a buena parte de los 250.000 jóvenes que cada año se incorporan al mercado de trabajo. Los programas de los partidos prometen múltiples medidas para erradicar el paro, pero la situación del país no permite muchas alegrías.
En los cuatro primeros años de Gobierno de alternancia del socialista Abderramán Yussufi (1998-2001), el crecimiento medio ha sido del 2,5%, similar al de los inicios de la década de los noventa y muy inferior al de la media del Tercer Mundo. Si se deduce de ese porcentaje el índice de crecimiento demográfico (1,8%), el desarrollo económico fue de tan sólo el 0,7%. Para reducir el paro debería ser de al menos un 6%.
¿Cuántos parados hay en Marruecos? Las estadísticas, algo imprecisas, indican que el 12,2% de la población activa está en paro, aunque ese porcentaje rebasa el 20% en las ciudades y alcanza al 50% entre los jóvenes de 15 a 34 años. Días antes de que empezara la campaña, el Ministerio del Interior señaló que el 43% de los 14 millones inscritos en el censo electoral eran desocupados. La cifra sería aún más alta si cada año no emigraran ilegalmente entre, según las estimaciones, 100.000 y 200.000 marroquíes, muchos de ellos con diplomas.
¿Podrá el próximo Gobierno reactivar el crecimiento? Si llueve, sí. Los años de expansión económica (1994, 1996 y 2001) coincidieron con una pluviometría generosa. Las sequías son, sin embargo, cada vez más frecuentes y lastran el desarrollo del país. En el campo viven aún un 45% de los 30 millones de marroquíes.
El Gobierno saliente no ha sentado tampoco las bases para un despegue económico. 'Todas las tendencias negativas registradas a principios de los noventa se han confirmado durante los últimos años', escribe el economista de izquierdas Mehdi Lahlou. Su aseveración la comparten los jóvenes empresarios.
Falta de inversiones
El principal problema es que ni los marroquíes, ni los extranjeros invierten. Las privatizaciones de empresas públicas iban a proporcionar este año el 3,5% de la recaudación del Tesoro marroquí, pero, al final, no ingresará ni un dirham porque no aparecen compradores. El déficit presupuestario debería duplicarse -pasará del 3% al 6,5%- y para contenerlo el Estado baraja reducir su gasto aplazando obras de infraestructuras encargadas a empresas que, a su vez, recortarán su plantilla. 'Tendrá un coste social', advierte el periodista A. Jamai.
La crisis diplomática entre Rabat y Madrid ha agravado la situación porque, pese a que las empresas españolas aquí instaladas no han resultado afectadas, disuade a muchos hombres de negocios de invertir en Marruecos. España había sido estos últimos años el segundo inversor extranjero, después de Francia.
El Ejecutivo de Yussufi ha rebajado la deuda externa de 19.300 millones de dólares en 1998 a 14.000 en 2001, pero, paralelamente, la interna ha aumentado un 26% desde el año 2000. En total, la deuda pública representa ahora el 93,8% del PIB. Aunque no ha provocado un auge de los tipos de interés, esta política de endeudamiento detrae recursos que podrían ir a la inversión privada. Además, las desigualdades sociales se han profundizado.
¿No ha tenido ningún éxito el Gobierno de Yussufi? Sí, ha controlado la inflación y ha liberalizado algunos sectores. 'Deja a la economía nacional', sostiene, sin embargo, Lahlou, 'prácticamente en el mismo estado en el que se la encontró en 1998 con una población algo más numerosa y problemas de deuda, paro y déficit más profundos. Este Gobierno traslada al siguiente una auténtica bomba de relojería'.
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