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La lluvia que ahogó a la CDU

Un asesor de Stoiber atribuye a las riadas que Schröder haya reducido distancias con los democristianos

'La CDU va a ganar estas elecciones porque ya se han demorado debates virtuales impuestos por Schröder, como la ficción de que los alemanes deciden el día 22 entre guerra y paz contra Irak. Ya hay un cambio de tendencia y vamos a ganar estas elecciones. En los próximos días volverán las cuestiones realmente importantes a la agenda y los electores sabrán definirse a favor de la competencia económica, lo que quiere decir Edmund Stoiber'. ¿No recurren ahora a la cuestión de la inmigración porque están nerviosos al verse perdedores en unas encuestas que les fueron favorables durante casi todo el año? 'No, no es cierto. La inmigración siempre fue una cuestión en la campaña, pero una secundaria. La CDU va a ganar las elecciones con su principal cuestión, que es el paro y el declive económico, y porque la CDU tiene las mejores recetas para combatir estos fenómenos'.

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Quien así hablaba ayer a este diario es lo más lejano a un analista imparcial porque se trata de Michael Sprengl, el jefe de campaña de Edmund Stoiber, cerebro de la estrategia de forjarle una 'centralidad' a un candidato de perfil netamente derechista como el candidato democristiano bávaro y concentrar todo el enfoque en la competencia económica del rival del canciller Gerhard Schröder.

Sprengl, antiguo periodista de los diarios sensacionalistas Express y Bild, encarna estos días el carácter indómito y las esperanzas de los democristianos ante unas encuestas que sugieren con creciente nitidez una derrota de su candidato en las elecciones generales del próximo domingo después de meses de ser confortable favorito.

Son muchas las voces dentro de su partido que están indignadas con él y que lo acusarán del fracaso si se produce. Llevarle entre seis y diez puntos de ventaja al canciller hace dos meses y estar por detrás del mismo a menos de una semana de las elecciones no es precisamente motivo, dice, para que el jefe de la campaña electoral se ponga medallas.

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El presidente del Estado de Hesse, Roland Koch, ha sido visto maldiciendo la estrategia de Sprengl y lo acusa de haberse equivocado en todo. Sprengl está convencido de la victoria el domingo y asegura que las variaciones en los sondeos se deben única y exclusivamente a la lluvia.

¿No le ha salido nada mal, viendo su ventaja antes del verano y su situación actual? 'No, nada ha salido mal. Si no llega a ser por la catástrofe de las inundaciones, la CDU hubiera ganado estas elecciones con una considerable diferencia. Con la catástrofe llegó la hora del Ejecutivo y Schröder consiguió, con cierta profesionalidad, hay que reconocerlo, recuperar cierta fuerza. Sin esa autoridad que se ganó en las inundaciones no habría podido entrar en la cuestión de Irak de la forma en que lo ha hecho. No se trata, por tanto, de un error de la CDU/CSU porque, al fin y al cabo, las catástrofes no pueden preverse. En ese sentido, fue una desgracia, pero no un error estratégico'.

Pero incluso Sprengl, baluarte de la confianza, mostraba ayer fisuras. ¿No cree usted que el FDP empieza a mirar al SPD como socio? 'Eso son sólo operaciones de táctica electoral. Tres cuartos del electorado liberal quieren una coalición burguesa (con CDU/CSU) y el FDP haría una coalición con la CDU incluso si el SPD fuera el partido más votado, lo que no creo'.

Mientras hablaba con este periódico el maestro de ceremonias electorales se gestaba una nueva dificultad añadida para la coalición burguesa. En toda Alemania crecía el escándalo por lo que se considera un nuevo exabrupto antisemita del presidente del partido liberal, Jürgen Möllemann, por unos trípticos en los que responsabiliza indirectamente a los judíos alemanes de la política de Ariel Sharon en Palestina. Hasta Stoiber tenía que intervenir y asegurar que 'no espero que el FDP me proponga a Möllemann para ningún cargo. Creo que me expreso con claridad'. El candidato de los liberales a canciller, Guido Westerwelle, se distanciaba 'con firmeza' de las afirmaciones de su compañero de partido impresas en un tríptico destinado a cinco millones de hogares en el land de Renania-Westfalia, el mayor Estado federado y en el que nadie duda de que se decidirán las elecciones. El FDP, que aspiraba a un 18%, está ya en todas las encuestas en torno al 8% y sus cuitas internas amenazan con arrastrarlo más abajo. Si así fuera, los cálculos de Sprengl no cuadrarían ni sobreentendiendo la lealtad liberal.

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