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Tribuna:LA SITUACIÓN POLÍTICA EN EUSKADI
Tribuna
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Solución plural, solución federal

La solución al llamado conflicto vasco no está, según el autor, ni en el centralismo ni en una quimérica independencia.

Los más pesimistas opinan, a veces interesadamente, que la enorme pluralidad de la sociedad vasca es una dificultad añadida para solucionar el problema que arrastramos desde hace tantos años. Quienes nos situamos en la izquierda alternativa pensamos, sin embargo, que es precisamente esta pluralidad la mejor garantía de que estos conflictos acabarán por resolverse; tanto los que se refieren a nuestra propia convivencia como vascos, como a aquellos derivados de nuestras relaciones con el resto del Estado y, por supuesto, al de un terrorismo que acabará por ahogarse en tanta sangre como ha derramado a lo largo de estos años.

Pero para que la asfixia de ETA se consume será necesario, previamente, que desde el ámbito político seamos capaces de alcanzar consensos básicos, unos acuerdos primarios que, teniendo en cuenta la realidad política vasca a la que antes aludíamos, deberán partir de la pluralidad y no del sectarismo tan al uso en los últimos tiempos.

Ahora mismo atravesamos una etapa en que cualquier consenso ha sido dinamitado por un Partido Popular que confunde su verdad con la verdad, y que desde el pensamiento único anatemiza a todos aquellos que, sencillamente, discrepamos. Pero llegará el día en que tal actitud se revelará como una de las mayores aportaciones a la prolongación sine die de un problema que, bien mirado, no es tan complicado como algunos interesadamente intentan presentárnoslo. Porque corren tiempos, repito, en que discrepar de las medidas antiterroristas del Gobierno Aznar equivale prácticamente a situarse al lado de ETA.

Éste es el peligroso diagnóstico de un PP para quien, siguiendo el mismo hilo argumental, criticar al ministro de Sanidad sería tanto como atacar la salud pública, o denostar al responsable de Trabajo equivaldría a defender la existencia de un país lleno de desempleados.

Pero en tiempos en que los razonamientos se sustituyen por las consignas, las cosas suelen ser así de simples. Es el eterno 'o conmigo o contra mí'. Los matices que enriquecen la vida y son consustanciales a la democracia no existen en el particular lienzo que nos pinta el PP. Este cuadro, sin embargo, no es mas que una burda falsificación, sólo comparable a la que nos dibujan aquellos otros que pretenden hacernos creer que la independencia de Euskadi es la panacea para todos nuestros males.

No. Comenzaba este artículo afirmando que el pluralismo de la sociedad vasca es precisamente la mejor garantía de que nuestro conflicto acabará por llegar a buen puerto. Cuando una postura extrema -la de la España centralista y anacrónica que nos pinta el PP- se opone a otra del mismo calibre -la quimérica independencia de una Euskadi reunificada-, la solución se refugia en la pluralidad, en el matiz, en los términos medios. En la diversidad de ideas y en el grueso de una sociedad que empieza a adivinar que si el conflicto pervive no es debido a su complejidad, sino a la falta de voluntad política alentada desde unos extremos que, además, constituyen el mejor abrevadero de ETA.

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Esta sociedad, que en todas las encuestas se pronuncia mayoritariamente a favor de profundizar en el autogobierno pero rechaza la independencia, que afirma despreciar a ETA pero se niega a que se condenen a la clandestinidad las propuestas netamente secesionistas; esta sociedad, que es enormemente vital, dinámica, exigente y plural, es también la garantía de que el problema no se solucionará en falso trasladándolo de un lugar a otro, del centralismo al independentismo, de la España eterna a la Euskadi inmortal. Porque el problema se solucionará sin vencedores ni vencidos o, sencillamente, no se solucionará.

En este país cabemos todos, por mucho que los extremos nos quieran hacer creer que vivimos en una Euskadi demasiado pequeña como para albergar tanta pluralidad, tanto vitalismo, tanta riqueza. Nosotros, en Ezker Batua-Izquierda Unida, hemos dejado sobre la mesa el Federalismo de Libre Adhesión (FLA) como propuesta en positivo, porque pensamos que con ella se colmaría tanto a quienes desean profundizar en el autogobierno como a aquellos que hacen hincapié en los lazos de tipo lingüístico, cultural, social, histórico y económico que nos unen al resto del Estado y que no puede negar ni el más furibundo de los independentistas vascos.

No es este federalismo una simple solución de compromiso, sino una solución dinámica en la que el protagonismo debe recaer en la sociedad vasca de forma permanente, democrática y soberana. Pensamos sinceramente que el Federalismo de Libre Adhesión es el único punto de encuentro entre todos los que habitamos este país, pero seguimos abiertos a cualquier propuesta siempre que sea integradora, que sume en vez de restar, que aporte en lugar de denostar.

Porque quienes, contra toda lógica, siguen manteniendo que la solución es la independencia (trasladar el problema de lado), o la Constitución y el Estatuto que no cumplen (mantener el problema perpetua e indefinidamente en el punto de partida), simplemente nos engañan. El lienzo de la sociedad vasca tiene más matices y más riqueza cromática que tan burdas caricaturas.

La pelota, que tan alegremente se pasan los radicales de un lado a los radicales del otro, no está en el tejado de ninguno de ellos, porque ninguno de los dos tiene capacidad de juego con reglas tan estrictas y excluyentes. La pelota está en nuestro tejado, en el tejado de la sociedad vasca, la que viene a decir que no estaría mal un país que fuera considerado mayor de edad para arreglar sus propios problemas, para decidir su propio futuro y para armonizar la convivencia desde la pluralidad que nos caracteriza.

Un país, en definitiva, en el que además de caber todos, nos sintamos a gusto, sin salvapatrias sanguinarios ni poseedores de la verdad absoluta.

Javier Madrazo Lavín es cordinador general de Ezker Batua-Izquierda Unida y consejero de Vivienda y Asuntos Sociales.

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