Otegi llama 'a la pelea' y niega que amenazase al Gobierno vasco

El portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, rebajó ayer el tono, en vísperas de que se consume la suspensión judicial de las actividades del partido, y negó que fuera una amenaza su advertencia del miércoles al lehendakari para que no cumpla las resoluciones del juez Baltasar Garzón. Adujo que ése fue un emplazamiento político 'sensato' para que Juan José Ibarretxe responda si va a convertirse en 'agente ejecutor' de la 'estrategia genocida' del Gobierno del PP, frente a la que Otegi hizo un llamamiento 'a la organización y a la pelea'.

Otegi compareció ayer en San Sebastián arropado por varias decenas de militantes de Batasuna y dirigentes históricos del partido -como Jon Idigoras y Floren Aoiz- para denunciar la 'estrategia genocida' de las actuaciones judiciales y políticas emprendidas contra su formación. Pero lo hizo en un tono menos agresivo que en sus últimas declaraciones, que desembocaron en la apertura de diligencias por parte de la Fiscalía General del Estado.

El pasado miércoles el portavoz aberzale avisó al Gobierno de Ibarretxe y a los partidos que lo sustentan: 'Que no se les ocurra ni se les pase por la cabeza utilizar los mecanismos de los que dispone, porque el Estado se los ha concedido, para golpear a Batasuna'. Aquella advertencia no fue, según dijo ayer, una amenaza sino 'un emplazamiento para que no participe de una estrategia que busca aniquilar a la segunda fuerza en las anteriores elecciones municipales'. 'Eso nos parece algo sensato, democrático', aclaró. Otegi apeló a la responsabilidad del lehendakari y le pidió que responda a sus 600.000 votantes si va a aplicar la ley española, como ya dejó claro que haría Ibarretxe el mismo día.

Y lo reiteró ayer el portavoz del PNV, Iñaki Anasagasti, después de que Otegi preguntara si su partido se va a convertir en 'agente ejecutor de la estrategia del PP': 'Se equivoca una vez más, porque una policía integral, como la Ertzaintza, tiene que estar al servicio de la ley, aunque esa ley no nos guste'. Y le recomendó 'actuar con la cabeza fría' y 'no amenazando'.

La suspensión judicial de Batasuna es entendida desde la dirección del partido como una 'ilegalización de facto' que puede desembocar en la detención de algunos de sus líderes. Es para ellos la crónica de una 'ilegalización anunciada', que enmarcan dentro de la estrategia 'histórica del Estado Español', urdida para 'borrar la señas de identidad' de los vascos. 'No están buscando destruir unas siglas', advirtió Otegi, 'sino un pueblo'. Pero aseguró que su proyecto está arraigado en la realidad social de Euskadi y pidió a la juventud y a los trabajadores que se movilicen. 'Ése es el llamamiento que hacemos a la confianza, al trabajo, a la organización y a la pelea, porque de esta coyuntura histórica' sólo se puede salir 'consiguiendo una victoria popular y democrática...'. Después, un dirigente guipuzcoano, Jon Urrujulegi, anunció en nombre de 'representantes particulares' una manifestación el 7 de septiembre en Bilbao.