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Vivendi venderá su portal de Internet como primer paso para salir de la crisis

El nuevo presidente afirma que la compañía estuvo al borde de suspender pagos en julio

Vivendi no quiere perder tiempo y ha decidido hacer efectivo cuanto antes su plan de desinversión de activos para enjugar su deuda de 35.000 millones de euros. El primer paso en esa línea puede ser la venta de su participación en Vizzavi, que controla al 50% junto a Vodafone. El operador de móviles quiere hacerse con el control absoluto del portal de Internet a cambio de 150 millones de euros, según The Wall Street Journal. Pero la venta de Vizzavi, que posiblemente desaparecerá como marca, supone también el fin de un símbolo de la burbuja tecnológica.

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Jean-René Fourtou ha decidido calmar cuanto antes a los accionistas que le pedían cuentas por el desplome de los títulos -un 45,2% en tres días- tras la presentación de resultados la pasada semana. Vivendi Universal no tardó en reconocer ayer que negocia con su socio Vodafone, el mayor operador de telefonía móvil del mundo, la venta del 50% que controla de Vizzavi.

El operador británico, que posee el otro 50%, tras hacerse con el control de Vizzavi, planea eliminar progresivamente la marca para integrarla, junto con su actividad, en sus propias redes en Alemania, Reino Unido e incluso España, según The Wall Street Journal.

Un símbolo caído

La venta de Vizzavi y su posible desaparición pone de manifiesto la burbuja que se creó en torno a las expectativas de Internet. Cuando nació, en el verano de 2000, Vizzavi estaba llamado a revolucionar el mundo de Internet, integrando en un portal multiacceso la red, la telefonía móvil y la televisión, dando acceso a más de setenta millones de navegantes europeos y ofreciendo más de doscientos servicios por la Red.

Pero esas expectativas han devenido en un reguero de pérdidas. Jean-René Fourtou reconoció la pasada semana que 'no estaba dispuesto a aportar fondos suplementarios a Vizzavi'; es decir, que renunciaba a proseguir la costosa aventura de la telefonía llamada de tercera generación.

Este primer gesto de contraataque de Fourtou ha resultado eficaz. La acción recuperó ayer el 22,47% de su valor, hasta los 11,39 euros. Una reacción a la que tampoco es ajena la carta enviada por Fourtou a los accionistas este fin de semana.

En esta misiva, Fourtou reconoce haber llegado a Vivendi en un contexto que él mismo califica de 'dramático a corto plazo', puesto que 'el 3 de julio la empresa estaba al borde de la suspensión de pagos', al tiempo que tranquiliza a los accionistas al asegurarles que, 'gracias a una línea de crédito, evitaremos ventas de activos precipitadas'.

Los problemas de tesorería deben resolverse vendiendo activos 'dispersos, poco útiles o inútiles para nuestra estrategia', añade, aunque aclara que no califica como tales 'ni nuestra participación en Vivendi-Environnement, ni la que poseemos en Cegetel, ni nuestro 49% del futuro Canal+, ni las demás actividades editoriales, exceptuada la del estadounidense Hougthon Mufflin, de Vivendi Publishing, ni Universal Music Group, ni Vivendi Universal Entertainment'. Es decir, que, además de la ya citada editorial, valorada en una suma que oscila entre los 2.000 y los 2.500 millones de euros, Fourtou cuenta con encontrar comprador para la productora StudioCanal y la sociedad de distribución y exhibición UGC, entre otras.

El consenso entre los siete principales bancos acreedores de Vivendi parece haber sido conflictivo. A pesar de haberle acordado una línea de crédito de 3.000 millones, el pasado viernes, uno de ellos, Deutsche Bank, publicó un estudio en el que entreveía la posibilidad de que el grupo 'sea declarado insolvente en los dos próximos meses'.

Fourtou habla del futuro de Vivendi como un grupo con tres grandes opciones estratégicas: 'Proseguir la construcción de un grupo internacional de media y comunicación', 'pasar a ser mayoritario en Cegetel' y 'volver a ser mayoritario en Vivendi Environnement'.

Según él, y ésa es la novedad, 'las tres opciones son posibles, pero no todas al mismo tiempo'. Niega además la convergencia de intereses entre los tres sectores, algo que siempre había sostenido su predecesor, Jean-Marie Messier, y se inclina por 'seguir el proyecto que tenga más posibilidades de crear valor para los accionistas', sin concretar cúal será de los tres.

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