Nueve de cada diez universitarios trabajan a los seis meses de licenciarse
Las universidades habilitan servicios para fomentar la inserción laboral de sus estudiantes
La expresión de profesión, estudiante tiene cada vez menos que ver con la realidad. La percepción de que un abismo separa al universitario de la jungla laboral, donde, a modo de rito de paso, ingresa en el mundo de los adultos, se esfuma cuando se analizan las estadísticas: el 80% de los universitarios empieza a trabajar antes de acabar los estudios y más del 90% lo hace a los seis meses de haber finalizado la carrera, según datos del Departamento de Universidades. Pero el porcentaje de contratos temporales ronda el 38% y la mitad de los sueldos oscila ente 9.000 y 18.000 euros anuales.
Para muchos estudiantes, una cuestión clave a la hora de elegir centro universitario es saber hasta qué punto las universidades se implican en el gran salto que supone pasar de la vida académica a la laboral. Desde la clásica bolsa de trabajo a la creación de asociaciones de ex universitarios, desde sesudos análisis sociológicos sobre la evolución laboral a la organización de encuentros con empresas, las propias universidades, que ven como el número de estudiantes se reduce día a día y deben competir entre ellas, se han dado cuenta de que deben reforzar su papel de mediadores entre un mundo y otro.
'Se potencia cada vez más una orientación individualizada, enseñando técnicas de entrevista, la gestión de la búsqueda o cómo elaborar un buen currículum', afirma Joan Guardia, vicerrector de estudiantes de la Universidad de Barcelona (UB), quien reconoce que se ha empezado a desarrollar este tipo de servicios hace apenas unos años. Guardia cree que un síntoma claro de cambio y compromiso es que todos los centros ofrecen cursos de inglés e informática, 'conocimientos que se dan por supuestos porque hoy no se puede ir a ninguna parte sin ellos'.
Guardia recuerda que en ocho años el mercado europeo se abrirá a todos, lo que supondrá que 'un biólogo alemán podrá competir con uno de aquí por el mismo puesto'. Y hay que prepararse: una vez termina el primer ciclo, la UB no espera más y potencia las prácticas para que los estudiantes entren en contacto con 'diferentes realidades laborales'.
Mercado cambiante
En 2001 la UB cursó 3.000 demandas laborales y gestionó las prácticas de 10.500 alumnos. 'Estamos ante una situación de mercado cada vez más cambiante, por lo que las administraciones también deben implicarse en la salidas laborales de los universitarios, por ejemplo, incentivando a las empresas para potenciar su contratación', dice Guardia.
En la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) , el servicio Trabajo Campus está en permanente contacto con el Servicio Catalán de Empleo, lo cual permite a empresas y entidades el acceso directo a los datos curriculares de los que buscan trabajo. Información y orientación, formación específica para la búsqueda de trabajo, gestiones directas de inserción, programas de cooperación educativa entre la universidad y las empresas, cursos de formación ocupacional y presentaciones en el campus de empresas y entidades son algunos servicios de la UAB, que también ofrece cursos para transmitir las 'habilidades sociales', porque, según indica en un folleto, se valora 'la iniciativa, la polivalencia y responsabilidad frente al individualismo, el pasotismo o la dejadez'.
Otro servicio, aún en fase de desarrollo, es el apoyo a proyectos empresariales de universitarios que han terminado la carrera y bullen de ideas, pero no tienen un duro. 'Nosotros nos encargaremos de buscar financiación para crear microempresas, porque lo que necesitan son contactos y dinero', indica Xavier Muñoz, de la Asociación de Amigos de la UAB.
La oficina de Orientación e Inserción Laboral de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) incluye el Observatorio del Mercado de Trabajo, en el que se estudia el nivel de cualificación de los alumnos y su adecuación a las necesidades sociales, además de las tendencias y necesidades del mercado. Este observatorio es una buena herramienta para conocer los trabajos con más salida profesional, los tipos de contratos y los sueldos. A la oficina se dirigen no sólo los nuevos graduados, sino también los que ya trabajan pero buscan una mejora laboral.
Un análisis de esta oficina indica que, de los universitarios que acaban, el 42% trabaja en empresas multinacionales y casi el 40% en organizaciones de más de 500 trabajadores. Sólo el 1% desarrolla su trabajo en el extranjero y, cuestión importante, el 35% señala como dificultad la falta de práctica profesional.
La Universidad Pompeu Fabra (UPF) efectúa desde sus inicios estudios sobre la inserción profesional de sus graduados, lo cual permite una visión pormenorizada de la evolución de su situación laboral, que incluye el porcentaje de los que consiguen un trabajo adecuado a su formación, el tipo de contratos, la evolución de los salarios y el cambio de necesidades del mercado. El último estudio indica que el 81% de los licenciados del curso 2000-2001 había logrado trabajo a los seis meses de terminar la carrera y el 73,4% lo había obtenido en un ámbito 'bastante o muy relacionado' con el contenido de los estudios. Conscientes de la preocupación laboral de sus estudiantes, la UPF tiene incluso una bolsa de trabajo de verano.
Directa al laboratorio
Mercè Rouments tiene 23 años y ya ha terminado la carrera de Biología. En Treball Campus le gestionaron las prácticas en la empresa Grifols, que fabrica hemoderivados y productos para hospitales. A través de un convenio entre la Universidad y la empresa, Mercè ha conseguido que le hagan un contrato de trabajo hasta diciembre de este año. Cobra 811 euros al mes por investigar cómo mejorar la calidad de productos como las tarjetas de análisis de sangre. 'Al principio notas que las cosas te cuestan, pero poco a poco vas aprendiendo', señala Mercè, quien asegura que tiene una gran suerte: 'Mi jefe ha estado siempre cerca y me ha ayudado mucho', entre otras cosas, a manejar el sistema informático aplicado a la biología. Pero no siempre los estudios universitarios son suficientes en la actual era de informática. 'Suerte que la estudié por mi cuenta, si no ahora no podría hacer este trabajo', dice.
Detergentes y cremas
Carla Ribas acabó Químicas en junio con sólo 22 años. Supo espabilarse pronto, y en su penúltimo curso logró hacer prácticas en la empresa Henkel, donde trabajaba con detergentes y pegamentos. En Treball Campus la asesoraron sobre cómo tramitarlo. 'Descubrí que aquello era lo mío; mi labor consistía en evaluar la calidad del jabón de manos o el gel; comprobar, por ejemplo, cuánto tiempo puede estar almacenado', explica. Ahora está en el centro de documentación de la empresa Panreac, donde prepara las etiquetas y revisa la composición de los productos. Cobra 700 euros al mes, pero considera que 'de momento' le va bien. 'Cuando empiezas a trabajar es cuando aprendes de verdad, porque para mí la carrera es demasiado teórica'. Le gustaría trabajar un tiempo en el extranjero, en el campo de los cosméticos, e ingresar en firmas como Puig o Ausonia, especialmente en el ámbito de las cremas.
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