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Antidroga cierra en Chinchón un centro privado de ayuda a toxicómanos por malas condiciones

El recinto, de la asociación Remar, 'carecía de profesionales y tenía poca luz y ventilación'

La Agencia Antidroga cerró el pasado lunes un centro de atención a drogodependientes que la asociación cristiana evangélica Remar tenía en Chinchón. La clausura, acatada por los responsables de la entidad, se debe a que el centro, una modesta casa, 'carecía de un programa de tratamiento y de profesionales' y, 'aunque limpio, tenía mala ventilación y poca luz'. A los 15 adictos que vivían en el recinto se les ofreció ingresar en comunidades terapéuticas de la Comunidad, pero prefirieron ir a otros centros de Remar. Esta entidad, creada en Vitoria en 1982, está implantada en toda España y en otros 50 países y regenta más de cien empresas (rastros, talleres, chatarrerías) donde trabajan ex toxicómanos.

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El centro, abierto hace 15 años en la vega de Chinchón, a 10 kilómetros del municipio, ofrecía a los toxicómanos la posibilidad de abandonar el consumo de drogas con la ayuda de ex adictos y de la religión, según portavoces de la Agencia Antidroga, dependiente de la Consejería de Sanidad. 'No tenemos nada que decir sobre la tendencia religiosa del centro. Pero si alguna institución se anuncia como programa de tratamiento a drogodependientes, como hacía este centro, debe cumplir unos mínimos de profesionalidad y de calidad que allí no se daban, y por eso hemos procedido al cierre', añaden. Los 15 pacientes ingresados, que fueron reconocidos uno a uno por personal de la Agencia Antidroga, estaban en buen estado.

Javier Jiménez, director de Remar en España y hermano de una de las fundadoras de esta asociación para la rehabilitación de marginados, reconoce las deficiencias del centro de Chinchón. 'Era una casa muy antigua con habitaciones que sólo podían recibir luz y ventilación a través de claraboyas. Además, estábamos obligados a obtener la luz eléctrica a través de un generador porque los dueños de las fincas colindantes no nos permitían instalar el tendido', asegura.

'La agencia nos obligaba a adecuar esta casa de acogida a la normativa actual, pero no merecía la pena la inversión. Así que hemos cerrado', añade Jiménez. Admite que sus centros carecen de terapeutas profesionales, aunque sostiene que la agencia no le ha informado de que ésa era otra de las razones de la clausura.

'Ambiente familiar'

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'Nuestro método consiste en ofrecer un ambiente familiar al drogodependiente, y así hemos atendido a 90.000 jóvenes en veinte años. Es verdad que no se ajusta a lo que exigen los gobiernos. Pero sólo hemos tenido problemas en Madrid, y por cuestiones estructurales, no en otras comunidades', concluye Jiménez. Éste explica que, en la actualidad atienden a 2.000 adictos en casas de acogida de toda España, ninguna de ellas en Madrid tras el cierre de la de Chinchón. Aunque la clausura oficial del centro se produjo el pasado lunes, Remar ya había suspendido la actividad días antes, en cuanto se lo pidió la Agencia Antidroga.

No es ésta la primera casa de acogida de esta organización que es clausurada en Madrid por sus malas condiciones. En enero de 1998, el Ayuntamiento de Arganda del Rey cerró otros dos centros de Remar dedicados a rehabilitación de toxicómanos y atención a enfermos terminales de sida, con 50 internos, por falta de licencia de apertura y de obras.

Al menos uno de los dos edificios carecía de agua potable y ninguno estaba conectado a la red de alcantarillado público, por lo que utilizaban fosas sépticas. En una de esas fosas habíafallecido, días antes del cierre, Ricardo S. P., un drogodependiente en tratamiento, al inhalar los gases acumulados cuando la limpiaba. Varios internos de uno de los dos centros habían denunciado meses antes la insalubridad de los edificios y la falta de personal sanitario.

El diputado socialista Eduardo Sánchez Gatell denunció la pasada primavera en la Asamblea de Madrid que en la región existían una serie de centros que ofrecían tratamiento a drogodependientes sin que se supiera bien con qué métodos. Él los definió como 'chiringuitos'. Por esas fechas, la Antidroga emprendió un plan de inspecciones a programas de atención a toxicómanos y en ellas descubrió las condiciones del recinto de Remar.

'Localizar centros sin acreditar, como el de Chinchón, es complicado porque no se anuncian, sino que funcionan por el boca a boca. Dependen de organizaciones que acuden a poblados marginales como Las Barranquillas para ofrecer ayuda a los toxicómanos y algunos la aceptan y se van con ellos', concluyen fuentes de Antidroga.

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