Un presidente en versión de cómic
El Gobierno mexicano lanza un tebeo para alabar la política de Vicente Fox
Vicente Fox es un jabato providencial en el cómic patrocinado por la presidencia de México para gloria de su titular, vencedor hace dos años del Partido Revolucionario Institucional (PRI), autoritario régimen durante siete decenios. El ranchero de Guanajuato, ex ejecutivo de Coca-Cola, derrocha sagacidad y sentido de Estado en la historieta titulada ¡¡¡El cambio en México ya nadie lo para!!!, distribuida en tres millones de ejemplares.
De conseguirse el imparable cambio, México será jauja. Las 130 viñetas que enaltecen la gestión y compromisos del gobernante de la transición fueron distribuidas en un país cuyos sectores populares consumen toneladas de cómics de baja estofa. Esa glotonería fue aprovechada oficialmente para contrarrestar el declive de la imagen de Fox y el pesimismo de quienes sólo le reconocen fracasos, lentitud y retórica. 'Seguiré combatiendo sin tregua ni cuartel', reitera el jefe de Estado siempre sereno, siempre trascendente e impar, un hombre 'que enfrenta los problemas y los resuelve'.
'Iván... ¡¿En serio. El 2 de julio del 2000 no estabas celebrando con tus amigos y tu familia?!'. En la primera viñeta, paladeando un humeante café, un universitario reprocha el pasotismo de su melenudo émulo, que apura una cerveza a morro, calza botas de plataforma, gabardina negra hasta los tobillos y una calavera en la camiseta. 'Me la pasé en mi casa viendo vídeos musicales. ¿A qué me iba a salir?'. El guionista incorpora a la tertulia, para solaz del lector rijoso, a tres amigas de orondos y turgentes pectorales. Paso a paso, el escepticismo de Iván es atemperado. 'No sea negado. Hasta yo reconozco que ahora vivimos en un país democrático', le dicen. Una de las chicas del café universitario recuerda que el 2 de julio '¡fue un hecho histórico!'. '¡Te lo dije, papá. Yo sabía que esto iba a pasar!', exclama otra durante el jolgorio nacional y el tremolar de banderas, posterior a la victoria del empresario sobre un partido carcomido por la corrupción y el cansancio.
La historieta tiene 24 páginas y fue diseñada por una empresa mexicana, ¡Ka-Boom!, reconocida por su participación en el diseño de Los Simpson y en trabajos de Disney. No es la primera vez que los políticos mexicanos irrumpen en las caricaturas: antes lo hicieron candidatos del PRI, y, recientemente, Ángel Manuel López Obrador, opositor alcalde de Ciudad de México.
Sintonizando con la violencia imperante, y con el gusto por las películas de tiros, de buenos y malos, los guionistas animan asaltos a autobuses, secuestros de personas, sobornos de funcionarios y la detención de narcotraficantes. 'Esto es lo que más irrita: la impunidad', lamenta un ciudadano, a quien un pistolero le roba el reloj. Fox promete acabar con ella. Las principales responsabilidades de los elevados índices de delincuencia todavía padecidos recaen en las viñetas sobre los gobiernos estatales y municipales, controlados muchos por la oposición.
'Todos los estudiantes tienen escuelas de calidad', exagera un actor, y otro, entre complacido y pícaro, se arranca con una comparación milagrosa en un país con el 50% de sus habitantes en la pobreza o en la miseria: mientras en Estados Unidos el paro es del 6%, y en Europa, del 12%', en México, afirma, 'se mantuvo apenas por encima del 2,4% en este año'.
Fox departe con campesinos, niños, estudiantes y trabajadores en estos términos: 'Combatimos los actos de corrupción, pasados y presentes; sin embargo, no politizamos ningún hecho; mujer joven: '¿por qué no hacerlo? Sería muy efectivo'. Joven rapado: '¿No decían los emperadores romanos que el circo logra que el pueblo olvide los problemas?' Fox: 'Pero no los soluciona'. 'Nuestra democracia es aún joven', agrega en la última página, 'pero empezamos ya a cosechar los frutos del cambio'. '¿Dónde están los fundamentales?', reclaman sus críticos.
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