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Reportaje:

La tierra, para los 'popes'

Una iniciativa legislativa pretende devolver a la Iglesia ortodoxa los terrenos que le fueron confiscados por la revolución

Pilar Bonet

La Iglesia ortodoxa rusa podría recuperar las tierras que le fueron expropiadas tras la revolución bolchevique de 1917 si prospera la iniciativa legislativa de un influyente grupo de senadores, partidarios de que la principal confesión religiosa del Estado se convierta en propietario agrícola cuando entre en vigor, dentro de seis meses, la ley que permite la compraventa de terrenos agrícolas. Esta ley, que abre nuevas posibilidades para las relaciones mercantiles en Rusia, fue firmada por el presidente Vladímir Putin el 24 de julio.

El senador Iván Stárikov, jefe del comité agrario del Consejo de la Federación (Cámara alta del Parlamento federal) y máximo defensor de la iniciativa, asegura contar con el apoyo del patriarca Alejo II, la máxima autoridad ortodoxa, con quien se entrevistó esta semana. Las primeras reacciones de portavoces del Gobierno ruso han sido en contra de la iniciativa.

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Los representantes eclesiásticos se expresan, sin embargo, con prudencia. La Iglesia ortodoxa rusa, a la que el Estado ha devuelto monasterios y templos, no ha reivindicado hasta ahora los territorios agrícolas de los que disponía cuando era la religión oficial del imperio ruso. Desde que el entonces presidente de la URSS Mijaíl Gorbachov empezó a devolver edificios de culto, los ortodoxos han recibido más de 15.000 inmuebles. Las transferencias incluyen también jardines y huertos contiguos a templos y monasterios, pero no las grandes superficies agrícolas que llegaron a constituir un patrimonio de tres millones de hectáreas.

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Desde que Vladímir Putin llegó al poder hace dos años, la Iglesia ortodoxa ha reforzado su influencia política y, en la práctica, goza de un rango de religión oficial. El Código de la Tierra, que entró en vigor en otoño, prohíbe, sin embargo, la devolución de las tierras nacionalizadas por el poder soviético. De ahí que Stárikov y sus partidarios estén buscando ahora una fórmula legal que pudiera permitir al Estado entregar tierras a la Iglesia ortodoxa sin contravenir la legislación y sin crear un precedente para que otros antiguos terratenientes reclamen las propiedades que les fueron expropiadas por la revolución. 'La Iglesia católica también tenía alguna propiedad', ha comentado el padre Igor Kovalevski, secretario de la Conferencia Episcopal católica de Rusia, al ser interpelado sobre la iniciativa. Kovalevski ha mostrado más interés por el suelo donde se alzan los templos que por el suelo agrícola. En la actualidad, las tierras agrícolas rusas suponen 406 millones de hectáreas, de las que 40 millones son una reserva estatal. Previsiblemente, esta reserva cobrará un carácter más dinámico a partir de enero, cuando podrá ser objeto legal de transacciones de compraventa.

Según el senador Stárikov, la Iglesia ortodoxa rusa podría dedicarse al cultivo de productos, que, además de la bendición episcopal, tendrían también garantías de ser 'ecológicamente limpios'. La Iglesia ortodoxa no puede responsabilizarse de la agricultura rusa y no tiene la intención de arreglar lo que destruyeron los bolcheviques, ha advertido Antoni Ilin, un representante del Patriarcado ruso. Tras la iniciativa de Stárikov puede haber intereses puramente empresariales. En la última década, la principal confesión de Rusia aprovechó los privilegios fiscales de los que gozaba para importar tabaco y bebidas alcohólicas.

Un ayudante lleva la capa del patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Alejo II, durante la bendición de un templo.
Un ayudante lleva la capa del patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Alejo II, durante la bendición de un templo.REUTERS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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