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Martínez: 'Entraré en La Moncloa para contar el trastorno que provoca la presencia de un ser real'

¿Que cómo piensa introducirse Antonio Martínez, el humorista y guionista de los guiñoles de Canal + en La Moncloa? Pues disfrazado de veterinario.

El gato del presidente José María Aznar tiene comportamientos extraños. Orina sin ton ni son, en cualquier alfombra de La Moncloa, en cualquier sitio, no distingue. Y no para de dar tumbos. Muy propio de los gatos estresados. Entonces, Aznar encarga a su fontanero mayor, Mariano Rajoy, que encuentre a un veterinario especializado en el comportamiento de los gatos. Llega el veterinario (Antonio Martínez) Y ¿con qué se encuentra? Con que el gato ha muerto.

Se inicia una investigación. De ese modo, el veterinario acaba haciendo de detective. Durante las pesquisas desfilarán todos los que diariamente ocupan los titulares de los telediarios: Aznar y sus ministros; su señora, Ana Botella. La oposición: José Luis Zapatero, Felipe González, José Blanco, Gaspar Llamazares... Arzalluz, Egibar, Pujol, Maragall... Sindicalistas: Cándido Méndez. También el Rey. Salvo él, tienen que pasar a declarar todos los que se disputan la sucesión de Aznar. Porque se la disputan todos y, por tanto, hay mucho sospechoso de haber acabado con el gato.

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El personaje estrella es Aznar, claro. El que mueve los hilos de todos ellos, el que guía los destinos. Pero cada uno, a su manera, va a dar mucho juego. Por ejemplo, habrá que ver a Pujol y a Maragall enzarzados en El país de las maravillas.

¿Y produce algún fenómeno extraño entrar en La Moncloa? 'Pasa una cosa curiosa', cuenta Martínez. 'Y es que como allí reciben muy mal la presencia de un ser real, todo rechina. Entraré para contar el trastorno que provoca la presencia de un ser real. Están tan acostumbrados a vivir en ese mundo de fantasía, el que vemos en la televisión, que cuando llega un ser real, con sus disgustos, con sus ambiciones, con hambre, su sed... no lo llevan bien. Y toda esa situación crea un ambiente disparatado'.

Esa trastienda es la que contará el humorista en tono de parodia, de lunes a sábados en las páginas especiales de agosto de EL PAÍS. Aunque puede que también haya alguna escena de terror. No hay que olvidar que está en La Moncloa.

El título del relato El caso del Gato simbotas, cuyas ilustraciones correrán a cargo de David Aja, tiene su explicación. Bueno, en realidad son tres. Primera: la revelación este año de Ana Botella como cuentista (el relato es un cuento). Dos: porque al presidente del Gobierno no le gustan los gatos. Tampoco las faltas de ortografía, y de ahí lo de simbotas todo junto. Tres: es un cuento cuya trama es el reparto de la herencia, la sucesión de Aznar. Él es como el viejo molinero que se retira y reparte entre sus hijos: a Rato le dejará la casa o el jardín, ya verá. A Rajoy, la casa. Y a Mayor Oreja, el gato simbotas.

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