Dos de cada tres palestinos viven en la pobreza después de 22 meses de Intifada
Un informe avalado por la ONU revela la situación catastrófica de la economía palestina
La Intifada, que comenzó en septiembre de 2000, abrió una escalada de violencia, represión, reocupación de territorios palestinos y controles estrictos para tratar de evitar atentados terroristas. Todo ello ha causado el hundimiento de la economía palestina, siempre frágil, pero que estaba experimentando notables cotas de desarrollo en los años previos a la Intifada. 'La situación es catastrófica en todos los niveles', según Mohammad Shtayyeh, director general del Consejo Palestino para la Reconstrucción y el Desarrollo (PECDAR).
El Consejo, un órgano que depende de la Autoridad Palestina (AP), ha elaborado su último informe global con datos de Naciones Unidas y de la Oficina palestina de Estadística. Shtayyeh presentó el informe ayer en el seminario internacional organizado por la ONU en Copenhague para explorar vías de reanudación del proceso de paz. Una de las más urgentes, señala Shtayyeh a EL PAÍS, es la reconstrucción económica: 'La crisis es muy profunda. Es una situación de emergencia: más del 70% de los palestinos están sin empleo; dos terceras partes de la población vive por debajo de los niveles que se consideran de pobreza ; tenemos muchísimos casos de familias en las que no hay ingresos de ningún tipo. Hay un cierre total de pueblos y ciudades, agravado por los toques de queda, con lo que casi no hay comercio'.
La situación repercute en casi todos los sectores de producción, de consumo y de vida cotidiana, según el informe: desde la agricultura y la construcción hasta la salud, la educación y las necesidades primarias. 'Hoy tenemos unos 350.000 palestinos que necesitan ayuda, necesitan asistencia urgente para comer. Hablo de comida, no de otras necesidades; ¡comida, comida¡', repite Shtayyeh, abandonando por un instante el laconismo con el que desgrana datos y cifras.
Uno de los efectos del deterioro producido por el colapso económico ha sido la reciente aparición de manifestaciones en Gaza, relativamente espontáneas, dirigidas tanto contra Israel como contra la Autoridad Palestina: '¡Éstos son los que han perdido su empleo, los que no tienen ingresos, los que no trabajan desde hace 22 meses! Son los que están esperando que acabe la ocupación para poder volver a trabajar a las fábricas israelíes, los que tienen hambre y no tienen nada que hacer', responde Shtayyeh, que establece siempre el vínculo entre la catástrofe económica y el callejón sin salida político: 'Si hubiera esperanza, se aguantaría mejor. Los problemas no se deben sólo a la falta de pan, sino a la falta de esperanza política'.
El cálculo global de pérdidas económicas hecho por PECDAR suma 8.874 millones de euros entre septiembre de 2000 y abril de 2002. De esta cifra, las pérdidas en el sector productivo alcanzan los 6.818 millones; lo que se considera 'destrucción de patrimonio nacional' -en agricultura, industria e infraestructuras, incluidas 4.080 casas- supone 545 millones. La AP reclama además a Israel 1.000 millones en concepto de diferentes impuestos personales y comerciales que el Gobierno israelí recauda en nombre de la AP, sobre todo en aeropuertos y puestos fronterizos.
La pérdida de empleos en el mercado israelí supone un golpe devastador para la economía palestina, una pérdida de ingresos que se calcula hasta el momento en 1.729 millones: de las 643.000 personas que componen la fuerza laboral en los territorios, 143.000 trabajaban para empresas situadas en Israel: 'No hay ningún país en el mundo que pierda casi de golpe el 22% de su fuerza de trabajo y sea capaz de soportarlo', según Ron Pundak, el israelí que dirige el Centro Peres para la Paz. Sin olvidar la grave crisis económica que también atraviesa Israel, Pundak -una de las voces más lúcidas que se han escuchado en Copenhague- cree que 'no hay ayuda económica o aportación de países donantes que pueda suplir el dinero que aportaban a la economía palestina esos 143.000 que hace dos años estaban empleados en empresas israelíes'.
Sirva para mucho o para poco, el problema complementario es que la ayuda internacional disminuye. ¿Por qué? Muy sencillo: los países dan dinero cuando ven que hay un proceso de paz en marcha. 'Es completamente cierto; obviamente, la gente que nos da dinero se lo piensa dos veces cuando ve que la paz no avanza', lamenta Shtayyeh.
En el extremo contrario están los dividendos de la paz: como recordó ayer Terje Roed-Larsen, coordinador de la ONU para Oriente Próximo, 'entre 1997 y 1999, el Producto Interior Bruto palestino creció una media anual del 5,9%'. El desempleo bajó del 30% al 13% y los ingresos por persona subieron un 9%, 'con lo que la pobreza disminuyó del 50% a un 21% en septiembre de 2000'.
En esos mismos años, 1998 y 1999, subrayó Roed-Larsen, no hubo ningún atentado terrorista suicida.
Moratinos: 'La gente está desesperada'
'Las cifras son muy alarmantes', según Miguel Ángel Moratinos, representante especial de la UE en el Proceso de Paz de Oriente Próximo, que asegura: 'La gente está desesperada: no pueden circular, no pueden trabajar, los que antes iban al mercado israelí ahora no lo pueden hacer...'. Aunque las negociaciones previstas esta semana entre Israel y la Autoridad Palestina (AP) para abordar asuntos económicos y poner en marcha la transferencia de impuestos que Israel debe a la AP han sido aplazadas por los últimos atentados terroristas, Moratinos no pierde la esperanza. 'El propio [Ariel] Sharon ha pedido al secretario general de la ONU que ponga en marcha una campaña de ayuda humanitaria al pueblo palestino y Kofi Annan está estudiando cómo hacerlo con el apoyo del Cuarteto [EEUU, la UE, Rusia y la ONU]'. Por su parte, el representante de Annan en Oriente Próximo, el noruego Roed-Larsen, cree que las condiciones de vida en los territorios palestinos 'son peores de lo que nunca han sido desde 1967. La economía está al filo del colapso total. Según nuestros cálculos, el nivel de pobreza es próximo al 50% en Cisjordania y casi del 70% en Gaza'.
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