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El Gobierno argentino aprueba un decreto excepcional que evita la quiebra de las empresas por la devaluación

El presidente de Argentina, Eduardo Duhalde, firmó ayer un decreto excepcional y urgente que establece cambios en la forma de contabilizar el patrimonio de las compañías, en un intento desesperado por suavizar la erosión producida en sus cuentaspor la devaluación del peso.

La normativa, que surgió por iniciativa del ministro de Economía, Roberto Lavagna, permite a las empresas actualizar sus balances con el índice de inflación de precios, para así evitar el cierre forzoso de las compañías cuando su patrimonio neto sea negativo.

La Ley de Sociedades argentina, que regula los aspectos contables de las compañías, establece que las sociedades cuyo pasivo supere al activo deberán disolverse automáticamente. Hay muchas empresas que se encuentran en esa zona de riesgo, ya que sufrieron la devaluación de los activos que poseen en Argentina y, al mismo tiempo, mantuvieron sus deudas en dólares con créditos tomados en plazas extranjeras. El descuadre nominal consiguiente descalabra por completo la contabilidad de las empresas, poniéndolas al borde del quebranto fiscal.

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El remedio previsto en el decreto es la suspensión, hasta diciembre próximo, de la cláusula de liquidación obligatoria. En su lugar se establece un nuevo régimen de actualización del capital social de acuerdo al índice de precios al consumo, algo que estaba expresamente prohibido por la Ley de Convertibilidad (paridad obligatoria entre peso y dólar de uno a uno) y que no había sido cambiado a pesar de su derogación.

Los analistas creen que esto también dará algo de oxígeno a los bancos, cuyos activos descienden día tras día por la denominada pesificación asimétrica.

Este fenómeno ocurre en tanto los bancos son obligados judicialmente a devolver a los ahorradores sus dólares al cambio libre del día (3,58 pesos por cada dólar en la jornada de ayer) y, a la vez, cobran los préstamos en dólares al cambio previo a la devaluación, es decir, reciben un peso por cada dólar prestado. En síntesis, los bancos pagan a sus ahorradores con un cambio de tres pesos y medio por cada dólar y cobran de sus deudores con un cambio de un peso por dólar.

Por otro lado, el Gobierno dispuso ayer otorgar un día más de plazo para que los ahorradores opten por bonos a cambio de sus depósitos atrapados. La medida obedece a la baja aceptación que tuvieron los bonos, y a que varios depositantes se quedaron fuera porque eligieron el último día para realizar la transacción.

Lavagna cree que la economía argentina ha detenido su caída en picado, ya que la actividad industrial muestra un leve repunte, y el dólar, después de alcanzar los 4 pesos hace 15 días, bajó hasta los 3,58 pesos y se mantiene estable.

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