Incitación a la xenofobia
He trabajado durante años en la Dirección General de Instituciones Penitenciarias y todavía no me he recuperado del asombro que me ha producido la noticia publicada el otro día en su periódico, que pone en boca del ministro Rajoy la afirmación de que el 90,3% de los nuevos ingresos de presos preventivos de mayo son extranjeros, basándose en las cifras de 159 extranjeros y 17 españoles.
Ojalá fuera cierto, porque eso significaría que habríamos acabado con la delincuencia. La realidad es que cada mes entran y salen de prisión más de 3.000 personas, de las que la gran mayoría son presos preventivos.
Luego, alguien me ha explicado que las cifras del ministro se referían no a los nuevos ingresos, sino al incremento de reclusos entre principio y fin de mes.
Mi conocimiento de la institución que abandoné hace menos de tres meses y unos sencillos cálculos con los datos disponibles permiten realizar la siguiente aproximación: a finales de abril se encuentran en prisión unos 11.000 reclusos preventivos, de los que unos 5.700 son españoles y unos 5.300, extranjeros. A lo largo de mayo entran 2.000 preventivos españoles y salen 1.983, con lo que a final de mayo el incremento es de 17. En cuanto a los extranjeros, entran 1.000 y salen 841, con lo que finalmente se incrementan en 159. A nadie se le escapa que lo relevante no son los 17 y 159, que dependen de la diferencia entre entradas y salidas, sino los aproximadamente 2.000 y 1.000 ingresos mensuales, que son las cifras que el Gobierno debería dejar claras para que la opinión pública pueda por fin hacerse una idea relativamente objetiva del peso que tienen los inmigrantes en la delincuencia: la proporción de extranjeros entre los ingresos preventivos no es del 90%, sino de un tercio aproximadamente. Y digo 'relativamente' porque también hay que tener en cuenta que los jueces tienden a encarcelar preventivamente más a los extranjeros que a los españoles, así como son más reacios a concederles la libertad provisional, por el mayor riesgo de eludir la acción de la justicia que supone el carecer de domicilio habitual.
Siento profunda vergüenza de tener un Gobierno que incita reiteradamente a la xenofobia manipulando descaradamente la información, y dando a la opinión pública una visión tan absolutamente sesgada, por no decir falsa, de la realidad.
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