Liz Mohn, esposa del artífice de Bertelsmann, publica sus memorias
El libro recoge experiencias vitales y profesionales de la autora
Como esposa del creador de uno de los mayores imperios de comunicación del planeta, Reinhard Mohn, de Bertelsmann, Liz Mohn podría haberse limitado a llevar una vida de señora rica. Sin embargo, a los 33 años empezó a trabajar para la Fundación Bertelsmann. Más tarde creó la Fundación Alemana de Ayuda contra la Apoplejía. Ahora recoge sus experiencias profesionales y vitales en El amor abre los corazones.
Liz Mohn, nacida en Wiedenbrück, en el norte de Alemania, durante los primeros compases de la Segunda Guerra Mundial, es lo más parecido a una primera dama del mundo de la edición y la comunicación. Conoció a Reinhard Mohn a los 17 años y recién empleada en el Club del Libro de Bertelsmann. A los 23 tuvo a su primer hijo y 10 años después empezó a trabajar en la Fundación. Ahora es miembro de su presidencia y del equipo dirigente del Grupo Bertelsmann, que cuenta con más de 80.000 trabajadores y tiene implantación en 60 países. Desde esta atalaya asume que, 'como dice la ley fundamental alemana, la propiedad obliga'.
Acompañada durante la entrevista por dos asistentes y por el hombre de la Fundación en España, Hans Meinke, y por el director general del Círculo de Lectores, Fernando Carro, añade: 'Nosotros tomamos de la sociedad el capital para la empresa y lo revertimos a la sociedad a través de la fundación. No todos piensan así y por esto pensamos dar un premio [el prestigioso Premio Carl Bertelsmann] para fomentar este sentimiento de compromiso con la sociedad entre el empresariado'.
La sede alemana de la fundación invirtió, en el curso 2000-2001, 55 millones de euros en proyectos de investigación en ciencia, salud, educación, cultura y empresa. La Fundación Bertelsmann en España, fundada en 1996 y concentrada en el fomento de las bibliotecas públicas, gastó en el mismo periodo 870.000 euros.
En El amor abre los corazones (Círculo de Lectores / Plaza & Janés) recorre los diversos episodios de su vida, da consejos para llevar una vida más sana, para la educación de los hijos, defiende la tradición y el respeto con la variedad de culturas y apela al sentido de compromiso del empresariado. Lo ha escrito, asegura, para 'ayudar a conseguir más fondos para la Fundación Alemana de Ayuda contra la Apoplejía', que fundó hace dos años y que se ha convertido, afirma, en la segunda fundación en el campo de la salud en Alemania.
No cree que este tipo de fundaciones deban sustituir al Estado en sus responsabilidades: 'No asumimos sus tareas, sino que tratamos de contribuir a aportar soluciones. El Estado no puede hacerlo todo. Y la sociedad civil tendrá que involucrarse cada vez más para mejorarlo'.
Ni Liz Mohn ni su marido estudiaron en la universidad: 'No seguimos estudios después de la Segunda Guerra Mundial; no pudimos. En parte porque muchas universidades estaban cerradas y en parte porque en algunas familias las posibilidades económicas eran inexistentes... Creo que esto no es tan malo, porque muchas de las cosas que se aprenden en la universidad después no las necesitas en la vida. Aunque naturalmente éste es un proceso más duro para salir adelante'. Para ella, dice, Reinhard Mohn ha sido su 'maestro particular'. El resto de enseñanzas y la fuente de su 'compromiso', según relata en el libro, se los debe a sus experiencias vitales, marcadas en parte por las enfermedades, superadas, de dos de sus tres hijos. 'No he llevado una vida fácil de mujer. He tenido que luchar mucho y creo que la suerte hay que trabajársela'.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.