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El ex presidente mexicano Echeverría comparece ante el fiscal por la matanza de Tlatelolco

El antiguo mandatario admite que la masacre de estudiantes de 1968 fue una 'tragedia nacional'

El pesado y negro telón de la impunidad política en México ha sido rasgado. Por primera vez en la historia, un ex presidente, Luis Echeverría, ha sido sentado en el banquillo de los acusados para responder por su participación y responsabilidad en la Matanza de Tlatelolco. Han pasado 33 años de la violenta represión contra el movimiento estudiantil de 1968, pero para buena parte de la sociedad mexicana es una herida abierta, para la cual no hay 'perdón ni olvido', pues costó la vida a decenas de opositores y metió al país en un largo y profundo túnel de autoritarismo y represión.

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El ex presidente mexicano admitió que la matanza de estudiantes de 1968 y las desapariciones de la guerra sucia fueron una 'tragedia nacional' y que colaborará para aclararlas, pues tiene la 'conciencia tranquila'. En unas declaraciones a la prensa, el ex gobernante, de 80 años, afirmó que su comparecencia el pasado martes ante un fiscal especial para responder a un cuestionario sobre la matanza de la plaza de Tlatelolco es un buen precedente para el país y que los hechos deben aclararse para evitar que se repitan.

Los disparos del Ejército contra una manifestación estudiantil en la capital mexicana causaron una treintena de muertos, según datos oficiales, aunque otros recuentos apuntan a trescientos, y propició el surgimiento de guerrillas y una guerra sucia desatada por el Estado. La matanza, que ha permanecido 34 años en la impunidad, se perpetró cuando Echeverría -quien ejerció la presidencia de 1970 a 1976- ocupaba el Ministerio del Interior.

Arrastrado por una importante corriente de opinión pública, Echeverría debió presentarse el martes pasado ante un fiscal especial de la Procuraduría General de la República (PGR), encargado de investigar las desapariciones políticas y la responsabilidad de funcionarios en las batallas represivas contra movimientos estudiantiles, opositores y la guerrilla de los años setenta. Es un pez gordo el que ha caído en las redes de la justicia, ante la cual -en unos días- debe responder por otra sangrienta acción cometida en contra de estudiantes, la del 10 de junio de 1971, ocurrida cuando ya era presidente. El expediente del 68 jamás ha sido cerrado por la sociedad, ex dirigentes de ese movimiento, nuevos actores políticos de la izquierda y miembros de la sociedad civil han impulsado el juicio a los responsables de los excesos del régimen del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que durante 71 años gobernó México, en ocasiones con un autoritarismo que derivó en sangrientas represiones como la de octubre de 1968, que el entonces presidente, Gustavo Díaz Ordaz, y su Gabinete no dudaron en tratar de justificar como una respuesta de un gobierno democrático a una conjura del comunismo internacional. Eran los años de la guerra fría.

El ex presidente Echeverría, que en sus años de gobierno impulsó el tercermundismo y una supuesta apertura política controlada en México, ha rechazado durante décadas su participación en las matanzas de 1968 y 1971, pero debió acudir ante el fiscal especial y escuchar 168 preguntas sobre su actuación en la Matanza de Tlatelolco. Sereno y hermético, sólo abrió la boca para pedir tiempo y responder a los cuestionamientos.

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Interrogado sobre la apertura de los expedientes de los años negros, Echeverría dijo que es un acierto. Al tiempo que respondió que le preocupa, como a cualquier mexicano, lo que hay en su interior. Viejo zorro de la política, no dudó en que para contestar a lo que le demandó el fiscal va a 'mandar consultar muchas cosas' de los archivos desclasificados. En su tiempo, el presidente Díaz Ordaz asumió la responsabilidad histórico-política de la Matanza de Tlatelolco. Echeverría la ha rechazado siempre.

¿No le incomoda ser el primer ex presidente que tuvo que comparecer ante un ministerio público?, lanzó un reportero. Echeverría sostuvo: 'Es un buen precedente, claro'. Sobre lo que él puede decir sobre lo que pasó el 2 de octubre del 68, sin perder su férrea presencia, afirmó: 'Pues que es una tragedia nacional que hay que aclarar para que no se repita, investigar y llegar a establecer todos los hechos concretos'.

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